Se tiñó todo de gris. A pesar de que la noche antes había sido estrellada, ese día amaneció color plomo, y desde primeras horas del alba una fina lluvia lo empapaba todo: las encaladas azoteas, los pajizos tejados, las copas de los árboles, el ancho de las avenidas…. Y el paraguas que nos cobijaba.
Adormecía la tarde y caminábamos entrelazados por la cintura. Mismo paso, mismo compás, misma pasión y mismo deseo. Mis botas se empapaban de los charcos que descansaban entre los adoquines de la estrecha calleja de la Judería, tan íntima, tan solitaria, tan umbría, reflejando en el suelo las difusas luces de las farolas que comenzaban a encenderse. Mi cabeza apoyada en tu hombro, tu mano hurgando bajo mi sueter azul.... paseando, disfrutando de un crepúsculo oculto que tan solo reflejaba semioscuridad.
Entre farola y farola un alto, un apretar de tu cuerpo con el mío y ese dulce beso que nace de lo profundo de las entrañas.
Y una mirada.
Ojos clavados en otros ojos. Se cerró el paraguas y nuestros cabellos, nuestros rostros, nuestros cuerpos quedaron empapados de lluvia, perlas cristalinas que resbalaban por nuestros rostros.
Y en la boca una mezcla de besos y agua tan clara y tan limpia como nuestros sentimientos.
Imágines de invierno llenas de calor y amor humano. Precioso el relato.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Amores que nacieron para perdurar, sin duda. Un abrazo, excelente relato.
ResponderEliminarPreciosa entrada, muy emotiva,csi sensual, y que refleja a dos almas que se envuelven bajo el embrujo de la lluvia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Precioso relato, lleno de imaginación de amor profundo y de un otoño gris y llovioso pero la pareja estaba feliz.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Absolutamente romántico,al unisono dos corazones,acompasados al mismo ritmo,una instantánea de la perfección del amor correspondido.
ResponderEliminarHermoso mi artistaza!
Un beso.
Escrito con todo el alma. Corto, humano, dulce. Invita a copiarlo en la misma calleja pero con distinto acompañante.
ResponderEliminarMaravilloso. Ya casi no me acordaba...
ResponderEliminarBeso
Hermoso relato Verdial, un placer
ResponderEliminarsaludos
Qué preciosidad de texto, hasta se puede palpar. Siempre me sorprendes...
ResponderEliminarun fuerte abrazo mi Verdial.
maite
Exquisito relato, poesía limpia y pura de dos cuerpos se se entrecruzan por las esquinas de la judería.
ResponderEliminarCuanto embrujo, Verdial.
Me ha alegrado volver a leerte.
Gracias por pasarte.
Beautiful and romantic story.
ResponderEliminarTan sencillo como un paseo de enamorados, tan especial como las caricias de tus letras dándole forma, no creo que haya sido el único en contarle a la otra mirada susurros de pasión bajo la lluvia, me lo hiciste vivir de nuevo...abrazzzusss
ResponderEliminarGrácias a tu relato estoy deseando que vuelvan las lluvias para pasearme cobijado en el paraguas, por el callejón del Agua abrazo a "mi" Ella.
ResponderEliminarUn saludo.
Bendito gris...bendito momento en que todo se tiñó de gris... y bajo el paragüas reinaron tantos colores del amor...que entrañable relato nos regalas hoy...lleno de afectos.
ResponderEliminarAbrazotedecisivo y mi deseo de un gran fin de semana, guapa.
Bellisimas palabras, amiga, plenas de sentimientos y sensualidad. Por un momento, segun leia, pensaba: Ay, que pasara... Que será lo que trunque estas sensaciones tan bellas...
ResponderEliminarPero no, el amor triunfo...
Un abrazo grande, Verdial
Hay paraguas que al cerrarse, se nos corta la respiración...
ResponderEliminarSaludos y feliz fin de semana.
Preciosas imágenes de amor y de vida nos traes hoy Verdial...
ResponderEliminarUn abrazo.
Así da gusto empaparse. Ni lo sientes.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Verdial.
ResponderEliminarAmor que queda impregnado en la mente y no se olvida nunca, así lo veo reflejado en este bello poema.
Besos, Montserrat
Ahí!! Estos son amantes de invierno uff que recuerdos... No puedo ver las pinturas ni oír la música desde donde te leo.
ResponderEliminarque bonito.
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