("Huerfano de Confianza" -1883 - F. Nuñez )
“Madre, he hablado con el abuelo y me ha hecho partícipe de su desazón”.
Ella alzó despacio la vista del plato y fijó los ojos en los de su hijo. El mensaje de su mirada era de interrogación.
“Dice que está intranquilo y triste.”
La frase la tomó por sorpresa. No sospechaba que su padre estuviera triste e intranquilo. No encontraba ella motivos para ello. De hecho tenía el total...
convencimiento de que era muy feliz.
Volvió a dirigir la vista al plato. Como cada día almorzaban juntos, ella y sus dos hijos. Su marido lo hacía en la oficina, por falta de tiempo, ya se sabe, y también por evitarse un buen rato de calor en la carretera.
Siguió desmenuzando pausadamente un trozo de pollo, se lo llevó a la boca y lo acompañó de un buen sorbo de gazpacho.
“Es por la abuela, me ha dicho.”
Por la abuela. No acertaba a imaginar a cuento de qué lo intranquilizaba y entristecía la abuela. Hacía diecisiete años que se habían separado y prácticamente la abuela lo tenía superado. O casi. Le costó, claro que le costó. Fueron muchas horas, días, meses y años tratando de aceptar su abandono. Y aunque hay cosas que nunca se llegan a asimilar totalmente, ella ahora parecía feliz y satisfecha porque había conseguido aprender a vivir sin él. Nunca había vuelto a verlo.
Perdida en estos pensamientos dirigió la vista hacia la ventana. Fuera llovía fuego.
“El cree que ella se siente sola”.
Sola. En verdad sí que se sintió muy sola cuando él la dejó, pero ahora ya se había adaptado a su nueva vida, aunque después de escuchar las palabras de su hijo un atisbo de duda se hizo presente.
Su hijo era el nieto preferido de su padre, era lógico que este le hiciera confidencias, y quién sabe, tal vez aún a pesar de la separación él conocía más de ella que sus propias hijas. Tal vez él deseaba volver… pero ya era tarde para ello.
“Nunca ha dejado de quererla, de ahí su preocupación”.
Claro, pues entonces nunca debió dejarla, eso sí que se lo reprochaba ella, aún a pesar de que quería a su padre con locura y que para ella era el mejor padre del mundo. Una hija nunca puede suplir el puesto de un padre con el de un marido o compañero.
Como si adivinara su pensamiento su hijo continuó:
“Me dijo que en la vida a veces hay que adaptarse al guión, y que no siempre se actúa de acuerdo a los deseos de cada uno. El no quería la separación pero no tuvo otra alternativa.”
Puede que no hubiera otra alternativa, pero su marcha provocó y dejó un gran dolor y sentimiento de abandono. No era justo, como tampoco era justo que ahora se pronunciara con tales argumentos. Dolía. También ella en esos momentos se sentía sola.
Apartó el plato y volvió a mirar por la ventana.
“Yo le he prometido que me haría cargo”.
Se apagó el calor, se rompió la luz, se abrió ante ella lo incomprensible, y el desconcierto y el miedo la hicieron su presa. Entonces lloró.
Por su hijo, vital, real y presente.
Por su padre, perdido, ausente, muerto desde un día de mediados de julio diecisiete años atrás.
Hay que firmarlo todo, lo hemos escrito con cada minuto, cada caricia, cada lágrima.
ResponderEliminarEsas hojas se las llevará el viento, pero siempre habrá alguien que las recoja y lea en el tiempo.
BEsos guapa
Parece un poema,cuantas interpretaciones diferentes provocará este texto.La reflexión sobre la soledad causa opiniones tan dispares.
ResponderEliminarSutil y bello.
Impresionante relato, para reflexionar. Un beso
ResponderEliminarBonito y real relato. Todo deja huella en la vida, lo queramos o no.
ResponderEliminarBesicos muchos guapa,
Nunca podremos imaginar los verdaderos sentimientos que se esconden en lo profundo del alma, no deberíamos ser tan herméticos, y soy la primera que me acuso de ello.
ResponderEliminarBesos, Verdial.
Somo producto de nuestras circunstancias y nuestras experiencias,todo queda y todo pasa,el presente y el pasado a veces se cruzan y nos traspasan.
ResponderEliminarEmociona siempre leerte no se pasa por aquí con indiferencia siempre nos da directo en el corazón.
Un abrazo Verdial.
No se si es buena cosa que cuando se van continue habiendo un hilo que los une a nosotros y nos negamos a soltar. Pienso que deberian irse del todo, sin mirar atras, y descansar al fin en paz. Sería lo justo, pero no se si sucede asi.
ResponderEliminarFeliz dia, madame
Bisous
Emocionante relato. Como en las mejores películas, has conseguido desviar nuestros pensamientos hacia un sorprendente final que jamás hubieramos imaginado. Ha sido todo un placer volver y encontrarme con esta maravilla, mis sinceras felicitaciones. Un beso!
ResponderEliminarLo malo de esta situación que también describes imaginariamente creo, es una triste realidad que se da cada día más en nuestras vidas.
ResponderEliminarTambién tenemos el orgullo y el amor propio para ofendernos y herirnos y no nos damos cuenta de aprovechar al máximo el tiempo que disponemos de la persona que nos acompaña en nuestra vida.
Un saludo Verdial
a veces uno hace cosas de las que se arrepiente toda la vida.
ResponderEliminarUn placer entrar y leerte
Nada peor que lo que dejaste de hacer en el amor.
ResponderEliminarEstupendo relato.
Verdial, la verdad, me has tenido en suspense todo el relato, no imaginaba un final así, hermoso y brillante, se agradece además tu pulcritud a la hora de escribir.
ResponderEliminarun fuerte abrazo
Maite
miau!
Ay, en esa cuenta no pega para nada el miau!
ResponderEliminarAhora sí
besossssssss
Maite
miau!
Verdial, me he vuelto a equivocar, es que ser dos en una, jaja:-)
ResponderEliminarun beso
Maite
miau!
Mi estimadisima Verdial. Nunca indiferente, nunca jamás dejas esa sensación en mi. Muy al contario, tus escritos me taladran el corazón, el alma y me dejan, tranquila, intranquila, satisfecha, reflexiva, alegre, triste...emocionada....y éste tan completo una mezcla de todos esos sentimientos, de todas esas sensaciones.
ResponderEliminarDios....que profundo me llegas. Eres genial de grande, contando la vida misma, el día a día de cualquiera de nosotros, de ti, del mundo...
Me ha encantado.
Te dejo mis abrazotes emocionados, muy emocionados.
Te ha llegado? deseo que así sea y lo sientas, como yo siento tus sentimientos plasmados en tu rinconcito.
Vaya, yo escribi tambien algo sobre las relaciones cotidianas entre los vivos y los muertos, y al llegar aqui quede sorprendido...
ResponderEliminarSon los inmensos enigmas de la vida y la muerte... Cosas que pasan, me parece...
Un abrazo, querida amiga
La fuerza de tus buenos deseos —verdioscuros como la bandera andaluza— han obrado maravillas en la piel de mi amigo Cisco. Gracias, generosa.
ResponderEliminarVerdial...se que has pasado por mi blog,lo cual te agradezco...y decirte que los colores del tuyo son tan agradables que invitan a quedarse...como poco a poco iré haciendo para conocerte mejor...
ResponderEliminarUn saludo.
En ocasiones, la vida obliga a separaciones que no son las deseadas. Circunstancias, necesidades, en fin, situaciones que se nos vuelven inevitables. Pero a psar de la separación y de los años, el cariño y los sentimientos permanecen y permiten recordar a las personas. Eso nos vuelve inmortales.
ResponderEliminarUn besazo indomable.
Intenso ,emocional ,nostálgico ,
ResponderEliminarreflexivo ,lleno de emociones y sensaciones ...
Felicidades por hacernos suspirar.
Un fuerte beso .
Cada día me gusta más leerte. Haces aflorar en mi sentimientos con muy pocas palabras.
ResponderEliminarBesos
Una historia sobrecogedora, muy bien explicada y con mucho sentimiento. Un abrazo grande.
ResponderEliminar¡Ole ese puntito final que desgrana el sentido de la historia!
ResponderEliminarEs que el amor nunca abandona, es cercano al ser querido incluso a través de las amargas fronteras de la muerte, que no le vencen.
Besos
Teresa
Por cierto que no te comenté nada la otra vez, que está muy bien el cambio de imagen
ResponderEliminarMe encanta
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ResponderEliminarTus escritos siempre consiguen transportarme por donde quieren tus letras llevarme, disfruto de ellas con un niño chico con juguetes nuevos, ese trasfondo de tristeza y surrealismo por esa muerte diecisiete años antes, indiscutiblemente no nos puede dejar impasibles...
ResponderEliminarAbrazzzusss
Muchas veces nos hacen confidencias que no deseamos oir, seguramente por el impacto que pueden causar en nosotros.
ResponderEliminarSin embargo, tengo por norma el escucharlas y actuar en consecuencia. Aunque duela.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
Besos
Oh Verdial, es maravilloso.
ResponderEliminarme alegra volver y ver lo que has escrito en este tiempo.
Un besiño Verdial, desde Coruña un bico.
Diana
Me ha dejado un punto de desazón y mucho para reflexionar.
ResponderEliminarBesos