lunes

Árbol

Bajo al árbol para darme un baño frío. Ya no se percibe en el cielo el color azulado que le da el sol cuando aún brilla alto; ahora tiene un color ceniza, indicio de que su descenso está bajo, más aún así, un rezagado rayo se cuela por entre las hojas de la arboleda y deja entrever un mundo de minúsculas partículas doradas que pululan ingrávidas atrapadas en su espacio.

Nada más bajar me sorpreden los aspersores, carruseles de feria que giran sobre sí mismo esparciendo diminutas gotas de agua al aire caluroso, gotas que me alcazan empapando mi ropa, mis pies descalzos y llenando mi pelo de cristales transparentes, bolitas que semejan plateado mercurio.
Me dejo llevar y disfrutar del momento mientras me dirijo al árbol. Allí, escondida y cobijada bajo él me quito el vestido y me desprendo de la ropa interior. Está mojada porque la fuerza de los aspersores la traspasaron. Ante mí, una cortina de tiernas hojas de tenue verde me permite ver el exterior impidiendo que del exterior me vean a mi. Mi techo son las gruesas ramas , nudosas y oscuras como sombras de la noche que se aproxima.

Cuelgo la ropa en aquella rama más alejada y dejo que comience a salir el agua. Me cae al principio sobre los hombros y como cuchillo afilado su frialdad me corta la respiración y la piel. La dejo salir con más fuerza y deslizarse por mi cara y por mi pelo, que lo vuelve rastas y cae en cascada sobre mi espalda. Tomo el jabón y empiezo a recorrer con él mi piel, sosteniéndolo entre mis manos. Intenta escaparse y yo lo aprieto con más fuerza contra mi cuerpo... entonces lo siento. Siento otras manos que también están recorriendo mi cuerpo, acariciándolo con un tacto como suave terciopelo que me eriza la piel y enciende fuegos artificiales en mi alma.
No te he visto, no sé como has llegado pero sin mirar hacia atrás sé que eres tú. Estás tras de mí, bajo el chorro que nos empapa.
Me vuelvo y tus ojos me engullen como un pozo imantado que me arrastra hacia ellos. 
Es tu juego. 
Te empujo y te retengo contra el tronco del árbol.

Déjate hacer, te pido. Y tú te dejas.

20 comentarios:

  1. Es un placer notar el agua gélida con este calor.

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  2. ¿Y estás segura de que nadie desde el exterior veía la escena?
    Eso le da su puntito de morbo a tan precioso relato.
    ¡Que facilidad Dios mío para escribir!
    Un beso

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  3. Hermoso y sensual tu relato. Nos va llevando hasta el final. Es precioso.

    un fuerte aabrazo

    Maite

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  4. Que alegría volverte a leer con tiempo, no te pude ponerte un comentario en uno anterior “barra de labios”, me hizo mucha gracia y más con el tono andaluz tan bonito que tu le das.

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  5. Hay una foto preciosa ilustrando este texto, pero ni siquiera haría falta, pues empezando a leerlo con tus palabras, te va llevando a elevar la imaginación y sentir casi en la piel las sensaciones que transmites..

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  6. Bellisimo relato, amiga, y ademas distes de lleno con la mejor definicion del Amor: algo que enciende fuegos artificiales en el alma de las gentes...

    Bellisimo, amiga, un abrazo fuerte

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. La frase es directa, dejate hacer, quien no se dejaría hacer, quien no se dejaría llevar por la aureola generosa de quien atrapa el tiempo y el espacio, convirtiéndolo el vehículo que eriza el bello, que susurra al oído la velocidad con la que un@ sonaría ser devorado por los tientos de tus letras...

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  9. Hum! Sensualidad en estado puro.
    Sí ¿quién no se dejaría hacer?
    Abrazos, verdial

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  10. Ah, picarona, pensé que iba a ser otra de tus travesuras infantiles ;-) pero ya veo que como decía Julio Iglesias, de niña a mujer.
    Saludos!

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  11. Siempre lo he pensado, la naturaleza es lo más hermoso de este mundo. Preciosa ducha.
    Un beso, Verdial.

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  12. Una magistral descripción, llena de una finísima sensualidad...me ha gustado la forma de describir las sensaciones y el desenlace...enhorabuena por tu página....un abrazo de azpeitia

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  13. pues que tu relato está terriblemente encantador !!!!

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  14. Un privilegio tener un lugar así para desnudarse a cielo abierto, bajo la bendición de un árbol y el amor envolviéndote con sus caricias.

    Maravilloso relato de un delicado erotismo.

    Besos

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  15. Muy sensual, muy hermoso. No hay libertad más sensual que la de sumergirte en el mar desnuda sintiendote observada o deseada, quien sabe.

    Besos.

    (me ha encantado tu relato)

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  16. Verdialllllllllllll, así cualquiera....y eso que soy yo la que me abrazo a los arbolitos eh!!!! jajajaja.

    Ese árbol es mágico....vamos que si lo es....y que pasó después jajajajaja, calla, calla, no me digas ni una palabra que me lo imagino y...es mejor así.
    Como de costumbre....chapó por ti!
    Abrazote inmenso

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  17. Que encuentro mas hermoso! me encantaría volver a sentir eso...
    Besos

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  18. No dejes escapar instantes como ese.
    Un beso

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  19. Para mí el sol está bajo porque apenas se está levantando; pero este relato tiene capacidad para hacer que el calor lo invada todo. Puedo imaginarme la fina película de jabón, haciendo de sutil rodamiento entre el tacto y la piel mojada; turgencias y temblores (incluidos los de mi respiración)

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  20. ¿Te digo la verdad? No sé me da vergüenza... Tú imagínate y además ya me conoces jejeje. Me encantó!!!!

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