Hoy, Calor

("Girasoles secos" - Paco Cuadrado)

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Vaya calor que hace hoy. Casi parece que el cielo derrama fuego. Tan sólo se escucha el zumbido de los abejorros y el chirriar de las chicharras.

Miro por la ventana y ¡hala!, ni verde ni nada, todo el campo está pajizo, el puñetero sol secó toda la yerba.

A mí este calor me mata, me deja como media derretida, laxa, apática…. ni siquiera el cielo tiene el color azul que lo caracteriza sino que anda de un plomo claro que ni siquiera parece cielo.

Yo es que prefiero el invierno, sobre todo el otoño. El otoño es que me pierde oye. Eso de que algunos días te salgan brumosos y con niebla, o de esos en los que desde que amanece vienen derramando agua menudita, como alfileritos de cristal que dejan las perlitas en las hojas que los árboles y en las telas de las arañas…. eso a mí me da vida.

Me quedo mirando tras la ventana y es que disfruto como un niño con juguete nuevo.

Y si salgo a pasear aún mejor, sobre todo si es con la compañía de quien me hace subir al séptimo cielo, entrelazados por la cintura y sosteniendo un paraguas a medias entre los dos, así, que caiga el agua sobre nosotros para que podamos juntarnos más, y que nuestros pies salpiquen los ríos que se forman en las aceras, tal y como hacen los niños con sus botas de agua cuando salen del colegio.

Y el colmo de los colmos es entrar en una cafetería a tomar un café de los buenos, no del Hacendado sino de Saimaza o Catunambú, mientras fuera diluvia. Que hermosura, por Dios.

Esos días es que a mí me vuelven loquita.

Pero queda tanto aún…..