lunes

Su Soledad

("Anciana" -Aguatinta-2005 - Nacho Puerto)


Mi Madre sí que me quiere - Finita Imperio

Se sienta en la mecedora como cada tarde a tejer ganchillo. A pesar de que está enfundada en la bata de estar por casa, cubre sus piernas con una manta multicolor, hecha de restos de lana, también tejida por ella. No es que haga mucho frío aunque que no se vislumbrara el sol en todo el día, pero hoy, a estas horas y con esta edad, ya se sabe, en cualquier momento puede aparecer ese frío tan intenso que se cuela hasta los huesos.

Tiene frente a ella el televisor encendido a todo volumen porque su sentido de la audición ya no es lo que era antaño. Mientras teje, le gusta ver ese programa de las tardes en las que una procesión de setentañeras visita el plató para ver en directo como a los invitados se les concede (por sorpresa) sus más anhelados deseos. ¡Ay señor, lo que hubiera dado ella porque también le fueran concedidoa sus deseos…, aunque ella ya se lo pide cada noche a “su” San Judas Tadeo, que luce presidiendo el lugar de honor de su mesita de noche y arropado por una vela que le compra en “los chinos”, y que no le falta, que ella es muy devota de San Judas , que es mu milagroso, y mira, a pesar...
de que más de uno no lo creyera, él le concede sus peticiones, aunque siempre eran las mismas, independientemente de los extras, o sea situaciones que se producían y que había que solventar a toda costa.

“Mira, San Judas, hijo de miarma, concédeme mucha salud y trabajo para mis hijas y mis yernos, que no pasen necesidades ni sufrimientos, ni enfermedades, y que la vida no les haga pasar malos ratos, y que mis nietos crezcan sanos y encuentren una buena mujer o un buen hombre, que les entreguen todo el jornal y que se quieran mucho.”

Más de una vez que la reprendieron sus hijas por eso de la vela:

“Omaita deja ya de ponerle velas a San Judas, que mira cualquier día prende una chispa y te vas a achicharrar”.
“¡Que disparate! A "mi" San Judas no le puede faltar su vela, que es mi regalo por sus favores.”
“Pues te vamos a comprar velas eléctricas, como las de las iglesias, que a San Judas le da igual.”
“¿Qué coñ.. le va a dar igual? Cuando él estaba en el mundo no existían esas cosas, así que no entiende de eso ni sabe lo que es. Vaya a ser que se la ponga y no me conceda ná. Ni hablar de eso.”

Y las hijas tenían que resignarse y sufrir el miedo permanente de un hipotético incendio.

Le gustaban a ella esos programas, ésos y sobre todo aquello en los que ponían La Copla, que la llevaban a sus años de mocedad, cuando el presente era mísero y pobre, pero feliz, y el futuro lo intuía lleno de bienestar y amor.
Dejó de mirar la televisión para deshacer un trozo de ganchillo. Se había equivocado en los puntos, tan sumida estaba en la televisión y en sus pensamientos.
A sus pies su fiel perro Roki retoza entre su cama y la gamuza de sus zapatillas. Al muy bandido le gusta sentir el calor de sus pies hinchados y ella, aunque no lo reconozca, agradece su calor, porque los pies también se le ponen a veces muy fríos, igual que las manos, que casi se le quedan dormidas de vez en cuando con un ligero hormigueo que le sube hasta el codo.

“La próxima vez que vaya al Dr. Don Lorenzo le pediré alguna pastilla para eso.”

Aunque la verdad es que Don Lorenzo anda ya un poco cansado de sus numerosas visitas pidiendo imposibles. Don Lorenzo piensa que el no es Dios y que a partir de cierta edad, la medicina ya hace poco y hay que conformarse con los cuidados paliativos; pero eso ella no es capaz de asimilarlo. O puede ser que no sea capaz de admitirlo.

El fiel perro se agita inquieto sobre sus pies.

“¿Y ahora que es lo que quieres? Si tienes hambre vas a la cocina y te comes el pienso que antes desechaste. Pues no están los tiempos como para derrochar. Y si no, haz tú las cuentas. De la mísera paga de jubilada que tengo he de sacar para los gastos de la casa y la comida, y eso sin contar con los extras, que son los peores: que si el cumpleaños de los nietos, que si echar una manita a las hijas, que si el regalito de bodas para el hijo de aquella amistad…… ¡Así que a comerte el pienso!”

Sin embargo el perro no se mueve de su sitio y ella continúa su tejer sin descanso.
En estos momentos es el único pasatiempo que tiene. Se levanta temprano para adecentar su casa y luego, a tejer. Así, a simple vista, parece que está feliz, que no tiene motivos de preocupación, que con su ganchillo, su perro y sus pertenencias es dichosa.

Sin embargo yo se mirar en su interior. Se que ella sabe que su vida, pasado ya los ochenta, ha recorrido la mayor parte del camino que tenía trazado, que lo que le resta por andar nunca será tan llevadero como lo ya andado.
Lo mismo que sé que siente añoranza e incluso angustia cuando echa la vista atrás y vuelve a vivir esos momentos rodeada de hijos pequeños, apoyada por su compañero durante tantos años y que un día, de repente y sin avisar, partió hacia ese otro mundo que no se conoce y del que tanto hablan todos pero que nadie ha visitado y del que ninguno de los que partieron ha vuelto. Se fue para siempre y se llevó consigo una parte de ella. Eso la pone triste. Ella sabe que no hay nada más valorado que lo que se pierde en el camino y no se vuelve a recuperar. Y ella ha perdido muchas cosas, pero la peor, ésa.
No se siente inútil pero tampoco cree ser de demasiada ayuda para los suyos.
Los suyos ahora están casa uno en su casa con sus familias y sabe que ya no la necesitan como cuando eran niños y su figura era el centro de todo. Ahora todo es distinto. Por supuesto que vienen a visitarla pero claro, es solo una visita, y aunque no se sienta sola, está sola.

Repasa muchas veces su infancia, su juventud, su madurez……. Solo bellos recuerdos saca de ellos. Es como si una mano mágica hubiera borrado todo lo malo vivido, todo el dolor pasado, y hubiera dejado tan solo lo mágicos momentos de su existencia. Y cosa extraña, cada vez recuerda y añora más a su madre en su juventud. En algún lugar oyó decir que en la vejez se recuerda con mayor intensidad los años de la infancia. Tal vez sea por eso.

El perro volvió a agitarse y lanzó un gruñido. Ella miró el reloj y vio que ya pasaba con creces la hora en que algunas tardes venían a visitarla.

“No pasa nada, no todos los días pueden venir a hacerme compañía un rato. Ya se sabe que una casa de familia tiene mucha tarea, y más aún si se trabaja fuera. Seguramente mañana vendrán.”


Acarició la cabeza del perro y miro por la ventana. El crepúsculo comenzaba a emborronarlo todo. Llovía en los tejados grises, en las ramas sin hojas y en los paraguas de los transeúntes. En su corazón llovían lágrimas.

"Anda Roki, ven que te de una salchicha de las que tengo preparadas para mi cena. Si te conozco bien y se que no te vas a comer el pienso."

40 comentarios:

  1. Hola Verdial.

    Aunque tiempo sin pasar por aquí, me alegra conseguir como siempre tan hermosa lectura...

    Yo ando un poco silenciosa ultimamente...es q a veces hace falta tambien escuchar el sonido del silencio para encontrar algo mas.

    Cariños.

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  2. Pase a visitarte,y me sentí tan a gusto,tan en compañia de la abuelita que teje,que no me quería ir.

    Recibe un abrazo con mucho cariño.

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  3. Es que es imposible hacerlo mejor que lo haces.
    Por qué esta frescura, este dinamismo en el relato no le he encontrado aún en los libros.
    Cada día estoy más contento de haber pasado por tu puerta.
    Las circunstancias de mi madre fueron muy otras pero me la has recordado por la mantita por las piernas echada, hecha de restos de lanas de labores ya acabadas y haciendo punto por las tardes cuando iba yo a visitarla.
    Tuvo la desgracia de pasar por algo peor que perder a su marido pues perdió a su hija mayor, igual algún día soy capaz de contarlo.
    Un beso y gracias

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  4. Ay, amiga, porque al fin siempre nos estaran esperando soledades y tristezas...

    Ay...

    Me llego al alma eso de "que entregue todo el jornal"... Mas de una vez escuche que daban ese consejo a mi hermana...

    Un abrazo, amiga

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  5. Verdial, qué relato tan bien escrito, es muy lindo, y a todos nos va a acacontecer lo mismo, y resbalarán esas lágrimas por nuestras mejillas.

    Hoy te dejo el comentario desde el blog de mis textos, he sido capaz de escribir un cuento, ni idea cuando volveré a escribir, prefiero no pensar en ello, ayer tuve la necesidad, y me salió el cuento.

    El otro día nos pilló en "pelusa", Onubius, ninguna de las dos pusimos bien su nick, jaja, se las trae,no es fácil ;-)

    un abrazo, Verdial

    Maite

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  6. Me parece que las "yayas" están cortadas todas por el mismo patrón. ¡Qué triste es llegar a viejo! Como siempre, consigues un momento emotivo cuando te leo.
    Un abrazo

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  7. Verdial...tu descripción me ha hecho ver a una abuelita que me es conocida...
    Has titulado este relato "su soledad..."y ves por donde que yo no la veo tan sola,está con sus creencias, a ese San Judas Tadeo patrón de los imposibles,está con su afición,tejer ganchillo,( y vista para hacerlo)...tiene su distracción,esos programas de televisión,que medio ve,tiene un pasado de recuerdos"misero y pobre",pero feliz, y de una infancia "bonita"tiene hijas,sale a comprar,aunque sea "al chino"...adecenta su casa por las mañanas....tiene la gran compañia de su perro fiel....¡¡¡ que suerte ¡¡¡...etc...
    pero si es verdad,tiene años,y es la vejez...lo que realmente nos dá esa sensación de acusada soledad....y como es común en la mayoria de personas mayores,ellos esperan...
    Tengo a mi madre nonagenaria....pero ella es punto aparte....
    pero la imagen que has dado,se me hace real y...mira Verdial,me parece muy del sur...como la de "la Chacha Araceli"... de mi pareja,que es de Cordoba...¡¡ea¡¡
    Te sigo con interés.

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  8. ella no me dejaría buzear en sus recuerdos, ni asistir a sus imágenes en super8...
    todo lo pasado se lo guarda para ella, no lo desea para mí, ni siquiera una pequeña parte.

    le asusta dejarme sola.
    a mí me aterra dejarla marchar.

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  9. Que entrañable y dura a la vez....
    Así hubiera querido tener yo a mi abuelita querida conmigo, por mucho tiempooooo y bien cerquita mio, pero...no pudo ser...partió de muy joven,a ese lugar del que nadie vuelve, cuando yo apenas comenzaba mi vida...y en toda mi vida me ha acompañado...siempre está conmigo, y ahora seguro...que en su lugar...en ese cielo en el que seguro ella estará....estará tejiendo nubes de algodón, para que me aompañen siempre en mis salidas a la montaña.
    Leerte... siempre me produce un torrente de sentimientos encontrados, es un lujazo, venir a tus tonalidades verdes, impregnarme de ellas y disfrutar!!!

    La vejez debe ser esa época de balances y tristezas...nos debemos preparar muy bien para esa época...yo cuando trabajé con los abuelines, aprendí muchisimo de ellos y desde entonces... siempre pienso que es la época más dura de todas, la más dura!!!

    Te dejo un abrazo muy muy fuerte, y mi más profunda admiración.
    Buena semana

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  10. Que terrible, siempre he sentido angustia pensando en momento, ahora siento no es mala la soledad, a veces la buscamos, creo que el problema mayor es cuando empiezan las enfermedades y conocemos el dolor, pero eso también podría pasar a cualquier edad, pasarlo bien es hacer lo que nos causa placer, algunas personas se sienten plenas en la quietud y la paz que se encuentra en la soledad.

    saludos Verdial
    un abrazo

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  11. Hola mi querida Verdial.

    Precioso tema de Finita Imperio,tu texto maravilloso,debemos y tenemos que ser sensibles con nuestros ancianos,una madre es el ser mas importante de nuestras vidas,cuando escribes de esta manera siempre me dejas arrugadito el corazón,emocionada y alerta.
    Yo espero que algún día estos textos maravillosos sean publicados.

    Todo mi cariño y toda mi admiración.

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  12. Es muy triste lo que cuentas (¡yo quisiera morir joven!) Una vez fui a entregar un paquete a una señora, después de un buen rato y viendo que nadie salía decidí irme y justo antes de que lo hiciera, aparece apoyándose en las paredes una viejecita; yo le reclamé:

    - ¡señora ya me estaba yendo…!
    - es que no podía venir rápido hijito.
    - ¿se ha golpeado, tiene algún problema?
    - ¡Ay hijito! cuando se llega a mi edad ¡todo nos duele! como si hubiéramos corrido una maratón; hasta cuando nos quedamos mucho tiempo en una posición, nos quedamos torcidas de dolor.
    - ¡qué pena señora…!
    - ya sólo ruego al Señor me recoja.
    - no diga eso señora …
    - ya todos los de mi generación se fueron, mi esposo murió y las cosas y conversaciones modernas no las entiendo; sólo le pido a Dios me de valor para morir…!

    En ese instante le rodaron dos gruesas lágrimas por sus mejillas.

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  13. ¡Qué tierna historia sobre compañía y soledades!

    ¿Por qué no la presentas al concurso de Perséfone de Animablog?

    Más info aquí: http://circuloscerrados.blogspot.com/2009/11/dos-lobos-de-mar.html

    o aqui:

    http://anima-blog.blogspot.com/2009/11/primer-concurso-en-anima-blog-de-la.html

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  14. Es triste llegar a esas edades en las que las esperas por las visitas se convierten en actos memorables por tanta soledad acumulada. Tiempo de pensar y pensar en todos esos momentos que de jóvenes vivimos con tanto acelero, triste si, pero igual muchos contribuyen a que esa tristeza se acreciente sin hacer nada por aliviarlo, en fin, hay mucha harina de otro costal que igual no viene a cuento. Genial, como siempre empaparse con tus letras...


    Abrazzzusss

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  15. Es una historia de tiempos que se van quedando rezagados, pero que dicen cosas hermosas todavía.
    La edad es algo que nos enseña a fijarnos en otras virtudes.
    Quizá la memoria sea más poderosa para lo que se ha quedado muy atrás, que para lo más reciente.
    La esperanza de que los nuestros vengan a decirnos que nos quieren de be ser el tesoro más preciado en la senilitud.
    Estupendas letras.
    Un besiño.

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  16. Hola Verdial!
    Qué historia tan tierna!, Me ha encantado.
    Poco a poco allá llegaremos, espero.
    un besiño amiguiña desde Coruña.
    Diana

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  17. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  18. Llevaba bastante tiempo sin rebuscar por estos Retazos y, como siempre, salgo maravillado. Fantástico relato, y me da cosa porque se que siempre escribo lo mismo, pero estoy embriagado por ese triste y solitario sabor de la soledad que tan bien has descrito.

    Un saludo.

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  19. Hola Verdial, me ha llegado muy hondo este relato, mi madre vive conmigo desde hace unos años, somos varios hermanos pero las visitas de ellos son escasas creo que piensan que como la mamá está "bien atendida" no es necesario "el visiteo".

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  20. ""Enferma en la cama está
    y no me la dejan ver.
    A mí me mata la pena
    porque de seguro sé
    que al verme se pone buena""

    Granaina de Manuel Vallejo

    Saludos flamencos.

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  21. ...yo quisiera saber...si tu alma es igual...a la de cualquier mujer!!!...
    salud!

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  22. Creo que debe doler ese aislamiento, aunque por otra parte, la naturaleza es muy sabia, y uno llena todos esos vacios con los bellos recuerdos de la infancia y la juventud y espera dulcemente el final de esa amarga soledad, así lo creo, lo espero, y lo deseo.
    Un beso, Verdial.

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  23. Muy hermoso su texto, lleno de ternura, madame.
    La quietud de los ancianos esta poblada de recuerdos. Habitan en ella mas criaturas de cuantas pueblan nuestro ajetreado dia. Y el pasado se vuelve dorado, cada vez mas hermoso al borrar lo malo vivido.

    Feliz fin de semana largo, madame

    Bisous

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  24. Hola Verdial,
    Te encontré en casa de Atenea y a raiz de un breve comentario que dejaste me ha entrado curiosidad por conocerte.
    Te adelanto que procuro huir de los halagos automáticos y buenas palabras sin más. En cierto modo esos "efectos caricias" pueden dar calor a los escritores aunque no siempre a la escritura.
    En fin, te diré que al leerte he encontrado pulso de narradora, una posada y convincente manera de describir una situación. Eso sólo podría sonar inocuo, pero lo más apreciable es la pátina de sentimiento que va dejando la narración. No es algo meramente descriptivo sino que que usa de una estrategia de la emoción para dibujar la historia. Ahí veo la virtud de tu literatura.
    El ritmo, la voz del relato abren camino a la historia que nos cuentas con tanta armonía. Muy apropiado al tratar la vida de una anciana, aunque en otra tesitura quizá quedara algo lento. Pero no es el caso.
    Y no me enrollo más. Procuraré visitar esta habitación de buena escritura y mandarte algún relato inspirado en tu texto para no ser tan pesado.
    Un placer.

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  25. "Estoy solo y no hay nadie en el espejo", escribió al respecto Borges. Has propuesto una buena reflexión para todos; una llamada, un grito, a nuestro interior.
    Un abrazo.

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  26. El relato que nos presentas está lleno de reflexiones y nostalgia.
    Con una simple visita de unos minutos podemos cambiar el sentir de nuestros mayores ....
    Gracias por hacernos sentir.
    Un besito .

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  27. He dejado un regalo navideño para ti.
    Esta en el blog espacios culturales de Tampico y cd. Madero.

    Recibe mi cariño.

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  28. Este fin de semana ha estado mi madre en casa, hacía meses que no venía y también es muy devota de Judas Tadeo, bueno a su manera.

    No veas como me has conmovido.

    Casi no puedo escribir.

    BEsos

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  29. Estimada Verdial:
    En esta ocasión te visito para solicitarte tengas a bien leer último post en La Cala exclusivamente por tratarse de una situación que nos atañe a todos/as los internautas y porque es una realidad que se nos viene encima y es positivo que aunemos criterios en torno a ello.

    Igualmente si puedes y quieres transmitir esta información a tu red sería muy provechoso.

    De antemano, gracias.
    Un abrazo fraterno!

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  30. Estimada Verdial:
    En La Cala he dejado para ti y "Retazos mios" el premio Escritos de Oro. Recógelo ¡es tuyo!

    Un abrazo!

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  31. Hola Verdial, eres maestra del relato. Hay mucha calidez en éste; es entrañable y próximo. Me ha traído el recuerdo vivido de la figura de mi abuela, repasando su vida mientras hacía ganchillo, del que era una auténtica virtuosa.

    PD. Sabes que soy una indolente, tanto para escribir como para visitar. No me lo tengas en cuenta.
    Siempre es un placer pasar por tu blog, y hace ya tiempo de ello.

    Te mando un fuerte abrazo.

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  32. Magnífico relato, que te lo digo yo, verdial

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  33. Siempre he sido persona de pocas divinidades, me decanto irremediablemente por lo que puedan ayudarme amigos y familiares. Aún así, no obstante, me parece de lo más atractivo contar con un "San Judas" que nos colme de favores.
    Porque, eso sí, para calentar los pies no creo que sirva. En eso me parece más práctico confiar en el pobre Roki, su salchicha se habrá ganado mil veces, en compañía a quien sólo pide eso, y salud para sus familiares más próximos.

    Perfecto relato vespertino.
    Me he dejado absorver por la historia muy a gusto.
    Y un gracias por serme tan próxima.
    Besiños.

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  34. Una historia conmovedora. Entrar en tu blog es como visitar la casa de una amiga em la que, sentadas en la salita o la cocina, alrededor de una mesa camilla, nos sives, a veces dulces, a veces conun toque amargo, la ternura de tus historias.

    Besos
    Teresa

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  35. Verdial has descrito a mi abuela, ella no es devota de San Judas pero si de la "Milagrosa". Las personas mayores se atan a los recuerdos del pasado y los días son un descuento de otro día más en esta vida. Mi abuela es entrañable, cariñosa y la dulzura de sus ojos son los frutos de sus risas jóvenes. Es poesía viviente y sus torpes movimientos son danza pura en mi alma. Me ato a los imposibles con ella. Muchos besos cariñosos. Me ha gustado mucho el relato.

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  36. ¡Qué historia tan triste y tan real en nuestros días! La soledad de los ancianos que ya no tienen apenas ilusiones y viven de sus recuerdos. Un fuerte abrazo.

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  37. Siempre hay personajes que sobresalen en cada relato y mantienen al lector al borde de la lectura. Continua escribiendo.

    Que tengas muy Feliz Navidad y próspero Año nuevo hoy y siempre. Feliz 2010.

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  38. Gracias por tu visita a mi blog, un tierno relato!!, espero leerte muchísimas veces.
    Aquí tienes una nueva seguidora.
    Un saludo

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