jueves

Noche De Jueves

(Oleo "Mujer con Niño" - Lino Eneas Splilimbergo)


The Korgis- Everybody's Gotta Learn Sometimes (Todos Tenemos Que Aprender Alguna Vez)


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Daba mi madre los últimos toques a la empanada mientras yo la observaba con mis ojos a la altura de la mesa. Le seguía su quehacer medio escondido casi. Ella sabía que no me gustaba la empanada y yo estaba convencido que la preparaba para la cena de la noche; aún así tuve la osadía de preguntar tímidamente:

Mami ¿qué cenaremos esta noche?
 Empanada mi amor
 ¿Yo también?
 Si mi amor, tú también.

Debió de cambiar la expresión de mi rostro,
más pienso que ella no se percató porque continuó pincelándola con huevo batido para que se tostara en el horno.

Mami
 ¿Qué cielo?
¿Por qué tú nunca comes pescado?
No me gusta, ya lo sabes.
¿Entonces por qué tengo que comer yo empanada si también tú sabes que no me gusta?
Bueno pequeño, ya sabes que es el plato preferido de tu padre y es justo que hoy lo acompañemos en esta comida.


A pesar de mis cortos años era consciente de la confusión que a veces afecta a los mayores. Los mayores creen que nosotros, los pequeños,  nos sentimos incomprendidos por ellos, pero yo tengo la seguridad que son ellos los que actúan para no hacerse comprender por los nosotros los menores.


Mi mamá seguía cocinando empanada pare cenar todos los jueves desde hacía tiempo. Todos los jueves preparaba la mesa con esmero y con mimo: sacaba las copas de cristal de bohemia de la alacena, utilizaba el mantel blanco con bordados amarillos y en el centro colocaba una majestuosa rosa también amarilla.
Una vez realizado todo esto se desprendía del delantal y su figura delgada y elegante se deslizaba por la sala. Iba de un lado a otro dando la impresión que sus pies no llegaban a pisar el suelo y ella flotara, comprobando que todo estuviese en su sitio, como si esperásemos la llegada de un invitado importante, tal vez un miembro del gobierno o un embajador de otro país. 

Limpiaba una imaginaria mota de polvo o colocaba derecho un cuadro que ella creía ladeado, y en medio de todas esas comprobaciones se observaba en el espejo del aparador de cuando en cuando. Y cada vez que pasaba por mi lado me alborotaba el pelo.

No pongas esa cara de contrariado. Si está riquísima. Ya verás como hoy te gusta.
 

Yo miraba por la ventana como el atardecer se iba volviendo más oscuro hasta hacerse de noche. Ese era otro de los rituales de los jueves. Cuando mi mami solo veía oscuridad en la calle hacía que la función empezase.

Ya llegó papá – me decía- Lávate las manos y vamos a la mesa.
 

Yo solía evadirme durante la cena por dos motivos: que no me gustaba la empanada y que no entendía nada de los monólogos que mi madre soltaba como si de una oradora se tratara. Hablaba y hablaba y hablaba. De vez en cuando  preguntaba pero sobre todo sacaba esa risa entre aniñada y seductora que tanto me confundía.

No tengo más ganas mami ¿puedo dejar este trozo?


Por supuesto cielo pero no olvides tu vaso de leche y da las buenas noches a tu padre. Y toma ejemplo de él que se lo ha comido todo.


No sé el porqué de decirme aquello mi mamá. Los mayores nunca mienten ¿verdad?, sin embargo el plato de mi padre estaba intacto; incluso los cubiertos habían permanecidos inamovibles desde que ella los colocó.
Cuando subía la escalera camino de mi habitación volví la vista hacia el comedor y allí seguía ella, parloteando y riendo mientras terminaba la cena. Se percató de mi mirada y me lanzó un beso.
Mucho más tarde la sentí acostarse. Hablaba en susurros provocativamente, y su risa se escuchaba quedamente pero yo ya estaba más tranquilo porque gracias a Dios este jueves casi había terminado y no volvería hasta la próxima semana. Luego todo volvería a repetirse.

No sabía yo cuánto tiempo había pasado desde aquella primera vez, aquel primer jueves en que la empanada del plato de papá quedó intacta. ¿Dos años? ¿Tres?...
Quizás que fueran cuatro porque ese día yo jugaba con un juguete móvil que me habían regalado en mi tercer cumpleaños, y ahora tengo 7.
Un niño recuerda las cosas pero no es capaz de poner en orden el reloj cronológico del tiempo, sin embargo yo sí  recuerdo claramente el beso que aquél jueves depósito papá en mi frente dormida cuando partía hacia el trabajo. Y recuerdo cuando tardaba en regresar en la noche y cuán nerviosa estaba mamá, que no paraba de dar vueltas por la casa descolgando y colgando el teléfono mecánicamente. Eso lo recuerdo nítidamente pero recuerdo entre brumas los momentos en que dos agentes llegaron a casa y pidieron hablar con mamá y como ella lloraba y gritaba a la par que me abrazaba fuertemente.
Desde entonces ella nunca ha dejado de cocinar empanadas los jueves. Tampoco ha dejado de poner ese día un cubierto para papá, con el que habla y cuchichea. Sin embargo, la silla de mi padre siempre está vacía y su plato siempre permanece intacto. Y yo nunca le he visto.


Los mayores piensas que los niños nos sentimos incomprendidos por ellos.


Yo soy un niño y comprendo a los mayores. Por eso le sigo el juego todos los jueves.

 

26 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Me parece a mi acabaran ansiando la llegada de los jueves para comer empanada, todos los jueves de su vida.

    Precioso y bellísima versión de la canción de los Korgis

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  3. Verdial, este relato, es de premio. Vaya si le seguía el juego, los niños a veces nos dan lecciones, y por lo general si nos diésemos cuenta que una cosa es predicar y otra ante ellos dar ejemplo con lo predicado...

    Buenas letras. Me encanta leerte.

    un abrazo y miles de besos.

    Maite

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  4. Tanto el niño como la mamá son de admirar que linda historia es realmente hermosa

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  5. Hola Verdial, que bella y tierna historia, me ha encantado.
    Los niños, pequeños pero tan inteligentes, de vez en cuando nos dan lecciones olvidadas.

    Un abrazo.

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  6. Muy bello, Verdial. Hay un momento en que parece que el relato va a derivar hacia el tema fantasmagórico, una pincelada y luego la oleada de ternura.
    Y felicidades también por retomar a Tha Korgis ¡muchos, muchos años sin oírlos!

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  7. Ese toque de misterio que no se resuelve hasta el final, es genial.

    ¡Ah,os niño! Su sabiduría está, muchas veces, lejos del alcanze de los adultos.

    Besos
    Teresa

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  8. Ese toque de misterio siniestro con el cual me hice su seguidor, ha vuleto desde el post anterior . Me alegro de estar presente y aprovecharlo. es brillante. Un abrazo.

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  9. Ay, amiga, que gran soledad dejan los que se fueron...

    Un fuerte abrazo, Verdial

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  10. A golpe de nostalgia,de silencio, de esperas infructuosas....a golpe de aprender,los niños dan una gran lección a los adultos....Verdial, tus escritos tienen encanto,misterio y duende....te felicito.
    Un abrazo.

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  11. A lo largo del relato, he cambiado el origen de la soledad de la pareja lo menos tres veces.
    Eres impredecible, al menos para mí.
    Un beso

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  12. Es un relato muy bueno, tierno y muy bien escrito. Un beso

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  13. Precioso relato. A veces son los niños los que evitan que crucemos la delgada línea que separa la cordura de la locura cuando sufrimos la pérdida traumática de alguien querido. Me he sentido identificado perfectamente.
    Besos

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  14. Hay que tristeza me dió tu relato... cuan dulce ese niño llevándole el juego a su madre...claro que si, los niños entienden mucho mas allá de lo que creemos...
    Besos

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  15. Felicidades por este mágico jueves donde se fusiona la complicidad y el amor .
    Fantástico relato y reflexiones.
    Un besazo querida amiga .

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  16. Los recuerdos que se quedan de niño, que no has acabado de comprender o asimilar, se acaban convirtiendo en parte de tí mismo.

    Excelente relato, y excelente banda sonora.

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  17. Este relato, salvado las distancias y el mecanismo adquirido de los jueves, lo conozco bastante bien. Alguien que perdió de forma trágica a su marido y que vio como su vida no volvió a ser la misma. Y después de veinticinco años, sigue desorientada pero teniéndolo tan presente.

    Un besazo enorme.

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  18. Si permanecemos atentos los niños siempre están enseñándonos algo, y algo fuerte e importante, algo que se graba...como se graban en mi tus bellas historias, estos relatos que siempre me dejan huella...y de que manera.Éste es simplemente precioso.Puede estar cercano a todos nosotros, y puede estar pasándole a alguien en este mismo momento, y podrá pasarle a muchos en otros momentos.
    Mereció la pena en este martes, disfrutar contigo y con ese bello niño, de un jueves más en compañía de esos seres queridos, que nunca parten del todo.
    Ya sabes que me encanta leerte, te lo digo de corazón, mereces muchos premios planeta, o Principe de Asturias o Nadal o el que te quieran dar, pero alguno te darán algún día. Vaya que si.
    Besines verdial

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  19. Hola Veridal.
    Como sospecharás soy nueva visitante en tu rincón.Y, si no te importa,me encanataría seguir pasándome porque sinceramente me ha encantado.
    He de confesarte que no he curioseado mucho...bueno, más bien sólo le he echado una profunda ojeada a tú última entrada,pero créeme cuando te digo que ME HA ENCANTADO.
    ¡Un abrazo!

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  20. Vengo desde "Relatos del Andurrial", allí está tu enlace, y por casualidad pinché en él. Fue una buena cosa, porque me gusta tu blog, me gustó este relato mcuhísimo.

    saludos
    Espuma

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  21. Magistral relato.

    Emotivo...A lo que sumo:Haber estado en el taller

    de Spilimbergo,poco antes de su muerte.

    Lo admiro profundamente.Sus obras son de una

    genialidad t belleza.

    Te saludo desde Argentina,Liliana

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  22. Uufff.

    Es un relato excelente, haces que se me paren los pelos de punta mujer...

    Sin comentarios, es perfecto así.

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  23. Luz de Gas, la empanada estará todos los jueves, y ella seguirá esperando.

    Mª Teresa Alejandra Francesca, sabemos que tenemos que dar ejemplo a los niños, pero a veces olvidamos que también ellos nos lo dan a nosotros.

    Malacay, en el fondo no es en realidad tan hermosa la historia. Yo la denominaría dramática.

    Bego, Sí, a veces los niños son más inteligentes que los adultos.

    Xibeliuss gracias por tus felicitaciones. Aunque este tema musical es una versión, Tha Korgis significaron mucho para mí.

    Mª Teresa Sánchez Martín, los niños lo "pillan" todo. Hay que andar con pies de plomo con ellos.

    Antiqva, sí, dejan una gran soledad y un gran vacío los que se van, que desgraciadamente a veces no se supera.

    Anna Jorba, gracias por tu felicitaciones, pero no me las des a mi, sino a lo que me rodea por inspirarme.

    No cogé ventaja miarma, espero que esos cambios te hayan servido de algo.

    Isabel, celebro que te haya gustado.Otro beso para ti.

    Daalla, Si te ha sentido identificado es que he conseguido llegar a ti, y de eso se trata.

    Miriam, en verdad es muy triste. Yo lo sentí triste al imaginarlo, al escribirlo y al leeerlo.

    Loli Martínez, sí un jueves lleno de la magia del desencanto.

    Dama, efectivamente lo que no se asimila perdura por toda la vida,y a veces, hace daño.

    El indomable Dani Huting, ya ves, una vez más hay similitud entre nosotros.

    Gracias por vuestros comentarios.
    Abrazos a todos.

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  24. Sara, éso tú lo sabes bien, que andas rodeada de niños. ¿verdad que tenemos mucho que aprender de ellos?.

    Yuuki, gracias por tu visita y es un placer para mí que lo sigas haciendo. Ya estuve en tu espacio y me gustó mucho, por lo que tienes en mí una seguidora.

    Espuma, gracias también a ti por tu visita. Intenté entrar en tu espacio y me fue imposible, tal vez debas actualizar algo para tener acceso.

    Lliana hermosa Argentina. Saludos también para ti.

    Lila, palabras como la tuya me llenan de satisfacción, pues entiendo que he conseguido transmitir lo que deseaba.

    De nuevo gracias por vuestros comentarios y abrazos cariñosos para todos.

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  25. Aquí lo importante es la ternura, el amor, lo de menos es la empanada.
    Bonito relato, qué penita, me recuerda cuando mi niño era pequeño, pasan tan deprisa los años...
    Besos, Verdial.

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  26. Sin duda querida has sabido llegar profundo con este texto,cuando es imposible superar una perdida y un dolor de esa magnitud.
    Los niños pueden ser tan sabios y compresivos como la misma necesidad de evadirnos.

    Estupenda!

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