lunes

Barra De Labios

("Niña triste" - 1924-1925 - Carlos Sáenz de Tejada - Aguada al óleo sobre lienzo de algodón. Museo de Bellas Artes de Bilbao) 


Payaso - Bambino

Se apagaba la calurosa tarde de aquel verano. Cantaban las chicharras y en la radio de cretona sonaba Bambino cantando “Payaso”, del cual mi madre era verdadera fan. Por un momento bajó un poco el volumen de la radio…

“Ven “pacá”, niña, que te voy a arreglar, que vamos a ir al bautizo del niño de Baldomero!”, me dice mi madre mientras andaba calentando agua para llenar el baño donde iba a bañarme. Me bañaba en un baño de zinc, igual que nos bañábamos todos los que vivíamos en aquella época, porque entonces no existían los cuartos de baño o de aseos como ahora. Entonces el cuarto de aseo contenía tan sólo el lavabo, y el wc se encontraba en otra dependencia de la casa más alejada, y además sin cisterna, que le tenías que echar el agua con un cubo, que primero tenías que sacar del pozo.
Mi hermana ya estaba bañada y vestida, porque como era la más pequeña, pos gozaba de esos privilegios, y la tenía mi madre sentadita en el silloncito para que no se moviera ni se estropeara, aunque no creo que lo hubiera hecho. Ya he dicho en otra ocasión que mi hermana era la “versión buena” y yo la “versión mala”.
Bueno, pos en eso andaba mi madre mientras yo me entretenía en cortar las hojas de los alhelíes morados de las macetas de mi abuela. Cortaba muchas hojas de las flores y luego me las restregaba entre las manos y me las teñía de morado. “Como los nazarenos”, decía yo, refiriéndome a los guantes que llevaban los nazarenos de El Cautivo.

“Venga niña, deja eso que mira como te estás poniendo, puñetera, que ya está el baño preparao”.

Y dicho y hecho me metió en el baño de agua caliente y me dejó más limpia que los chorros del oro. Luego me vistió con una batita (vestidito), de tela blanca como la nácar, (porque ella le echaba al lavarla “Agua de la Paloma” y la soleaba luego) y perforada con adornos de organdí, también blancos. Pa rematar la faena me peinó los rizos negros y me adornó la cabeza con un lazo igualmente blanco.

“Ea, mira que requetepreciosa que estás. Siéntate en la mecedora de la abuela y quédate “mu” quietecina “pa” no ensuciarte, que ahora me voy a arreglar yo, que hay que ver la hora que es y tu padre ya tiene que venir de vuelta del bar “Los Cuatro Caminos” de tomarse el café, y nos va a encontrar sin arreglar.”
Y se puso mi madre a engalanarse mientras yo la miraba desde la mecedora de mi abuela.

Mi madre, la muy puñetera, era guapa de verdad, así que no le hacía falta maquillarse para estar guapa, además, ni aunque le hiciera falta. Entonces no había casi ni maquillajes y mucho menos dinero para comprarlo. Ahora eso sí, a ella no le faltaba nunca su cajita de crema “Bella Aurora”, su caja de polvos “Maderas de Oriente” y su barrita de labios, que no me acuerdo la marca, que si me acordara ya sería mucho acordarse, porque así, entre nosotros, esto que estoy contando ocurrió cuando yo tenía tres años, y juro que lo recuerdo como si fuera ayer. Ya ves, si es que a los niños se les queda todo grabado.
Pos mi madre, tan solamente a falta de ponerse el vestido, que eso lo dejaba pa lo último, se puso a peinarse y a pintarse los labios mirándose en un espejito que tenía colgado en una puntilla en el patio. Yo la observaba desde la mecedora. Entonces ella sacó la barrita de labios y se los pintó de un rojo muy intenso, que era como se llevaba entonces, y yo no sé lo que se me infundía a mí aquél color, que hubiera dado lo que fuera por tenerlo. Luego dejó la bolsita con “sus cosas” en una silla y se fue al dormitorio para vestirse.

El entrar ella en el dormitorio y saltar yo de la mecedora fue todo en uno. Me fui flechada para la bolsita y me apoderé de la barrita de labios, que lo primero que hizo al sacarla fue partirse y me quedé con la barra en la mano. Luego me fui al cuarto de aseo y me agaché en un rincón para que no me vieran y allí comencé mi sesión de maquillaje.
Ni que decir tiene que intentaba pintarme los labios y no atinaba mucho porque no tenía espejo, así que por lo visto me pintarrajeé toda la cara. Como la barra estaba partida y no tenía soporte, también me llené todas las manos, y para que mi madre no me viera las manos manchadas, me las limpié en el vestido.
Luego salí para el patio de nuevo, y me acerqué a mi hermana para ponerle el chupete. Me llenó las manos de babas y yo me las limpié en su vestido.
Y me volví a sentar en la mecedora.

Al poco salió mi madre ya vestida y arreglada (guapísima), pero al momento parecía que había visto al demonio. Mi hermana y yo teníamos los vestidos todos manchados de rojo, y además yo también la cara y el lazo.
“Ay ay ay Dios mío” – gritaba mi madre – por Dios Bendito que has hecho “bajuna”, si mira como “tas puesto toa” y mira, mira la batita de tu hermana. ¡Dolores, Dolores! –llamaba a mi abuela- “mirusté” lo que ha hecho la niña. Valiente niña mala que eres. Esta noche seguro que viene el demonio y te lleva, y sino la bruja del pozo, que como se entere, te mete en la cubeta y te baja al fondo”
Yo lloraba mucho, pero mi madre también, creo yo que de la impotencia, porque lo cierto era que vestiditos de salir tan sólo teníamos uno. La cosa no daba pa más.
Mi abuela intentaba quitarle hierro al asunto con eso de “no te pongas así mujer, que cosas peores pasan”, o “no te sofoques que es una niña…” pero a mi madre el sofocón no se le bajaba.

Tuvo que llegar mi padre y poner orden y paz, tranquilizar a mi madre y reírse cuando me vio.
Mi padre no me riñó. Mi padre me dio un beso.

29 comentarios:

  1. Precioso texto. No nos damos cuenta de las comodidades de las que disfrutamos hoy día. Yo ya tenia bañera de niña, pero mi madre me cuenta historias parecidas. Eso sí, lo de bajuna, sí me lo han dicho y a mí me amenazaban con el sacamantecas... uyuyuy, todavía me hecho a temblar!
    El cuadro que escogiste también una maravilla.
    Un saludo!

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  2. Son estas historias de tu niñez las que más me hacen disfrutar cuando te leo. Me imagino a tu madre, la pobre, con el disgusto, y seguramente enfadada también con tu padre por no haberte reñido. Creo que son escenas que, de una manera u otra, todos hemos vivido tras hacer una pifia.
    Un abrazo

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  3. Volvisteeeeeeeeeeee, ¡¡que alegría Verdial!!, mi amiga entrañable, con tus historias cercanas y entrañables, no veas....yo que ando de recuerdo en recuerdo, y hoy me llegas tu con Bambino y el payaso que a mi abuela querida le encantaba, y que también se daba esa bella aurora....Dios!!!!verdial, has arrasado mi corazón con tu barra de labios, y además....me has hecho reir mucho, muchisimo, me lo imaginaba y más lo disfrutaba.
    Eres la más grande! sigue así pedazo escritora de retazos tuyos y nuestros, ya muy nuestros.
    Un besín lleno de cariño

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  4. Pues convendrás conmigo que una guantailla en el culo no te habría venido mal. Que me acuerdo muchas veces las putadas que le liaba a mi madre, tu relato me las ha reforzado.
    Baño de cinc, lapiz de labios rojo, Maderas de Oriente, Bella Aurora cuantos recuerdos me has recordado de mi madre al leerte.
    Gracias, un beso

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  5. Verdial....¡¡cuanto tiempo!!
    Los descansos son merecidos...

    El beso del padre que tranquilizador...no sé si fué lo adecuado para la situación y los nervios de tu madre ante la chiquillada de la niña, tal vez una forma de llevar la contraria, ...pero ese beso del padre, hacía perder el temor...
    Un beso.

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  6. Las lágrimas se me han saltado de tanto reirme. ¿qué tendrán las dichosas barras de labio que son una atracción fatal para las crías?
    Alguna vez también agarré las de mi madre, con la consabida nalgada correspondiente. Y mi hija, con dos añitos, me dejó marcados sus dientecitos en una barra que me había comprando hacía poco, además "de lujo" cosa que yo nunca hacía pero quise darme el capricho, total para lo que me duró la alegría. Mi marido lo resolvió diciéndome: nadie te manda a gastar tanto en una cosa de esas. ¡Y es que los padres siempre son distintos a las madres!
    Un beso y gracias por escribir estas cosas tan entrañables.

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  7. Hermosa descripción, tan detallada que pude ver todo perfectamente.
    Pero cómo retar a una nena tan chiquita que hace sus primeros pasos en la coquetería!!! Bien por tu padre!!!
    Son esas travesuras que dan mucha ternura.
    Me encantó el post, tu escrito, la música, el cuadro.
    un abrazo.

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  8. El veía las cosas de otro modo: no le tocaba ocuparse de los vestiditos. Pero qué momentos deliciosos los pasados embadurnandose con la barra de labios. Momentos preciosos para una niña, así que vale la pena pagar el precio despues :)

    Feliz tarde, madame

    Bisous

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  9. ¡Que rico sabe este relato! Y que bien huele, también.
    Todos guardamos historias similares y es muy hermoso que no se pierda.
    Un abrazo

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  10. Has retratado lo que ocurría en mi casa —que es la tuya, dicho sea de paso—, con tres hermanas que tengo. Nuestras madres no conocían un momento de descanso, y nosotros de chiquillos, tampoco.
    Un ladrido afectuoso de Cisco, y un abrazo mío. Y que el calor te sea leve.

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  11. paso solo a agradecer tu visita porque la rutina del laboro me tira ya de la manga.
    pero he de volver al rato!
    una estética tan seductora, seguro guarda bellos contenidos.

    saludos a vos.

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  12. Un relato vivo, con un enorme acierto en incluir el habla coloquial en él. Me ha encantado, sinceramente.

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  13. El relato ha sido genial y lleno de la magia de los niños , me encantan esas palabras tan llenas de vida y que reflejan el ambiente ,los aromas y los colores de nuestras familias.
    Ea mi niña un besazo .

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  14. Hola mi querida Verdial.

    Un texto tierno,intimo dulce y gracioso,la música que seleccionaste por buleria me ha encantado,no conocía esa versión de Payaso.
    Un abrazo mi artistaza.

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  15. Hermoso retazo de la niñez, con el paso del tiempo los acontecimientos pierden el dramatismo, y recordamos con una sonrisa y alegría nostálgica
    aquel tiempo de luz, felicitaciones
    saludos

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  16. Aquí, a la distancia de tu literatura, siento una gran proximidad de tu texto a los de la Pardo Bazán, Pereda o Pérez Galdós. Lo digo por elogio, espero que así lo consideres.

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  17. Me encanta como, a partir de recuerdos recreas historias tan hermosas.

    Un abrazo

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  18. Que cosa mas preciosa me pasa con tus relatos... Se me aparece todo como una película, y veo, oigo, huelo y toco cada cosa.
    Y además me sonrio y lloro cada vez.
    Besos

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  19. Málaga, también a mí me asustaban con el sacamantecas...y lo cierto es que existió en realidad.

    D,mi madre (según ella), siempre lo pasaba mal conmigo, aunque ahora cuando me cuenta las anécdotas se parte de risa.

    Sara, que tendrían esas cajitas de Bella Aurora que todas las mujeres se las ponían...

    No cogé ventaja, miarma, no te creas que no me la darían. Zosquines decía mi madre, y todos los días me llevaba más de uno.

    Anna Jorba Ricart, espero que te estés recuperando perfectamente. Efectivamente mi padre fue mi salvador, como en otras tantas ocasiones.

    Lola, las barras de labios con algo mágico para los niños. No conozco ni uno al que no le llamen la atención.

    Dondelohabredejado, celebro que te haya gustado. Comentarios como el tuyo son los que animan a seguir en este camino.

    La Dame Masquée,claro, era mi madre la que los tenía que lavar en la pila, que entonces no teníamos lavadora, y ya sabemos con son los niños a la hora de ensuciarse la ropa...

    Sibeliuss,está claro que las primeras vivencias infantiles no se olvidan nunca. Incluso volvemos a vivirlas cuando las recordamos.

    Anónimo Antonio, seguramente estas escenas ocurrían en la mayoría de las casas de entonces. Era una forma de vivir común para muchos de esa clase humilde que sobresalía entonces.

    Miralunas, Para mí fue un placer visitarte, y tú, vuelve cuando lo creas oportuno.

    Rosa Cáceres, gracias, tus palabras son un halago.

    Besos y abrazos para todos.

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  20. Loli Martínez, ya ves, son cosas que se nos quedany que encierran todo lo que vivimos con los ojos de niños.

    América, esa música junto con lacopla, casi siempre sonaba en mi casa. La música y los concursos radiofónicos.

    Pedro Aros Castro, Cuanta certeza en tus palabras. el paso del tiempo te deja tan solo el sabor dulce de lo vivido.

    Willin Venegas, ¿Como lo voy a tomar a mal?.Es todo un halago para mí.

    Noche Hermosa, Seguramente porque todo lo vivido se queda grabado.

    Miriam, Que bueno saber que puedo hacer reir y llorar con mis letras, y que con ello tu demuestras la sensibilidad que tienes...

    Un fuerte abrazo para todos.

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  21. Ay, amiga, que historia tan tremendamente tierna, de unos tiempos no tan alejados, pero que parecen de otros tiempos...

    Otro abrazo, Verdial

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  22. Llorar pero de satisfacción, es lo mejor.

    Gusto leer tus relatos.

    Un fuerte abrazo


    Maite

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  23. Verdial, un realto que reune varios aspectos interesantes: su contexto temporal y geográfico, la imagen de la amistad entre un niño y un árbol ( equivalente al sagrado lazo humanidad-naturaleza) y, sobre todo, la analogìa entre la muerte y el paso de una etapa a otra. Sin duda, el fin de la infancia es una forma de morir y el àrbol con su natural sabidurìa lo sabe.
    Besos y gracias por tu presencia en mi blog!

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  24. Tiempos difíciles sin lo que ahora llamamos "calidad de vida", en los que faltaban muchas cosas materiales; yo también tenía un único vestido de fiesta. Nos faltaban muchas cosas pero no eran esenciales, lo esencial es el cariño por eso no olvidamos lo que está tocado por él.

    Besos

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  25. Comprendo que es una faena, pero me ha pasado como a tu padre, me ha entrado la risa. Además me ha recordado un episodio parecido que me contaba mi madre de mi hermana, ella se puso una bandeja de pescado frito rebozado sobre el vestido, era una tragona, imagina cómo se puso todo de grasa, y también estábamos a punto de salir a algún evento, en fin, cosas de niños.
    Besos, Verdial.

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  26. Qué meneo me estoy pegando con la música jajaja, no creo que me concentre en el texto.


    Eres el equivalente a la hostia pero en venezolano (un webito pelao mujé)

    Me voy a leer, besos...

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  27. Casi me meo de la risa muchacha mala, malísimaaaaa. adorable con estas historias de niña que suelen ser mis favoritas, qué gustazo...

    Más besos.

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  28. Verdial, tal como lo dices ¡qué manera de grabarse en el recuerdo estas vivencias tempranas! (para bien y para mal). El relato precisamente tiene la hermosura de lo verdaero, de lo que se traspasa sentidamente pues se ha vivido y se ha vivido además desde el ser de una niña pequeña. No hay pequeña niña que no sienta fascinación por el maquillaje, por ese bolsito especial donde mamá guarda esos adminículos tan llamativos y tentadores. Mamá regañó y se "puso como loca", papá se rio y regaló un beso... allí no más hay para escribir un libro!. Me alegra que te haya gustado el post de Violeta y siempre gracias por estar conmigo.
    Aprovecho para invitarte a:
    http://escribidoresyliteraturos.
    blogspot.com

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  29. Hola "versión mala", me encantan estos escritos tuyos donde la verosimilitud por verdadera es inclaudicable. Asombroso siempre es como dejamos la vida en la entrelinea del texto. Hija y padre, vaya! que amor ese, cuanto por descubrir allí!.
    Mi cariño, siempre!

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