El anochecer apareció emborronado de nubes negras que avanzaban hacia el este empujadas por el viento de poniente, dejando entrever entre unas y otras en su peregrinada, alguna que otra estrella que antes habían mantenido ocultas. El viento nocturno azotaba álamos, zarandeaba los juncos a la orilla del río y mecía los macizos de lavandas.
Ella, en la penumbra, miraba tras la ventana.
Esperando.
En la estancia el silencio era absoluto, tan sólo interrumpido a cada segundo por el tic-tac del desvencijado reloj colgado sobre el aparador. Estaba a solas con el silencio y la oscuridad, y con el tic-tac; y de cuando en cuando con el ulular del viento. Pasaban los instantes, los minutos, tal vez las horas y ella se mantenía impasible tras los cristales queriendo ver más allá de dónde su vista le permitía.
A lo lejos el cárabo llamó a su pareja lastimeramente. Los nubarrones se tornaron más densos pero el viento los barría con furia incontenida y en determinado momento dejaron que asomara la luna, que lo bañó todo de plata.
Ella vio como el paisaje nocturno cobraba una luminosidad metálica y quiso alearse con el paisaje, volverse igualmente de plata y sentir frío su corazón.
Como cada noche intuyó que su espera no tendría respuesta, que su soledad se alargaría hasta el amanecer y que su noche estaría llena de desesperanza.
Quiso hacerse etérea y galopar junto con las nubes hacia dónde el viento de poniente la llevara. Se entregaba a él, se ponía en sus manos... Quiso volar con su fuerza y asentarse en un lugar dónde el desamor no tuviera cabida….
Cesó el viento y se disiparon las nubes. El cielo lucía hasta el infinito con luces metálicas. La luna burlona le hizo un guiño. Y ella supo que esa noche no sería diferente a las demás.
Tampoco él vendría esa noche.
Imagen:
("Mujer asomada a la ventana" - David Caspar Friedrich - 1822 - Óleo sobre tela)
Imagen:
("Mujer asomada a la ventana" - David Caspar Friedrich - 1822 - Óleo sobre tela)
Qué trabajo tan delicado y detallista, Verdial. Encajas las puntadas como en un bordado en miniatura. Y ese olor a novela gótica...
ResponderEliminarAbrazos
Supo que no sería diferente esa noche, pero la luna le guiñó y eso ya era suficiente.
ResponderEliminarEs muy bonito el relato, eres una maestra en todo, chiquilla!!
Besicos muchos guapa.
Otra preciosidad de regalo, que nos dejas en tus retazos de color
ResponderEliminarverde- verdial.
Últimamente mi estimada amiga es donde mejor se está...tras la ventana...viendo la tempestad...que al menos dentro...hay más calidez que afuera...pero...algún día habrá que salir....cuando cese el viento y se disipen las nubes...no quiero consentir que ninguna luna burlona me haga guiños jajajaja.
abrazotedecisivo y chapó por tu puño y letra guapiiiiiiiiiiiiiii.
abrazotedecisivo
Hasta el mínimo detalle :)
ResponderEliminarmuy bueno el relato
abrazo
De tarde en tarde me deleito con tus escritos...vale la pena esperar para leerte...llegas muy hondo con tus letras...te felicito sinceramente...un texto precioso donde se ve reflejada mucha gente...un besote y gracias...y hasta la proxima que espero no sea tan alejada del tiempo.
ResponderEliminarNo lo podías dibujar mejor.
ResponderEliminarBesos guapa.
Que triste y que bellísimo texto.
ResponderEliminarMe encanta asomarme a tu ventana, maestra de las letras.
Besote
Me gusto mucho. Muy buena elección con Friedrich. Te sigo.
ResponderEliminarSaludos!
Amiga, hasta el ultimo momento no supe que es lo que esperaba la mujer... Me tenias expectante...
ResponderEliminarNos has acercado a las vidas que se consumen detras de un cristal, esperando, esperando..
Es un relato tan cautivador como triste.
Un abrazo, amiga
Una ya intuye cuado la espera es improductiva....
ResponderEliminarMomento dificil el de la espera....
con la necesidad aún se crea más abismo si no llega quien esperas.
Bien escrito como es habitual en ti.
Saludos
Un fin de semana más me tienes paseando entre tus cosas. Siempre geniales. Buen weekend.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Después de leerlo varias veces y en distintos momentos, llego siempre a la misma conclusión: me sugiere miedo o, más aún, cobardía.
ResponderEliminarAl final siempre hay que decidir y eso lo dificulta esperar mucho.
Precioso relato como siempre.
Un beso
Hola Verdial, aunque con retraso te deseo un buen año.
ResponderEliminarMe ha gustado, ¿cuando no? el relato que has puesto y me ha recordado a la película Calle Mayor no se si la has visto, si no es así, te la recomiendo es muy buena.
Besos y que tengas una buena semana.
A mi me sugiere Esperanza, aunque nunca llegue.
ResponderEliminarGrácias.
Felicidades, porque me ha perecido precioso como siempre con tus palabras puedes llegar al corazón, puedes hacer que nos sintamos acompañados compartiendo pensamientos
ResponderEliminarUN ABRAZO
Quizá la espera sea como la de "Penélope", esa canción de Serrat, que cuando volvió ella dijo eso de: "no eres quien yo espero". En fin, aunque sólo sea un instante al atardecer, debería seguir esperando.
ResponderEliminarPero, de tu relato, a mí, lo que más me gusta es el ambiente que creas a la perfección: Las nubes, el viento, la luz, las estrellas, la luna, el silencio, el tic-tac del reloj...
Un abrazo, amiga.
La esperanza y la desesperanza, precioso relato, mejor pensar que alguna noche será diferente, que en algún momento él aparecerá.
ResponderEliminarUn beso, Verdial.
por qué nos empeñamos en esperar lo que sabemos no vendrá más o nunca?
ResponderEliminarcuándo aprenderemos a no fiarnos de la esperanza?
Lo peor es la sensación de vida perdida tras tanta espera.
ResponderEliminarUn beso desde las nubes.
Desde muy lejos, en dónde es día cuando la noche ya oscurece tu casa, dónde el calor no te deja salir a la calle mientras tú enciendes la estufa, alguien se acuerda de ti.
ResponderEliminarHola Verdial, tienes un premio en mi blog. Un abrazo.
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