jueves

Sus Pertenencias

("Mujer que Languidece" - Dibujo de Tristán)

Las sombras del crepúsculo lo anegaban todo cuando llegué a casa. El interior también estaba en sombras, con las luces apagadas y las cortinas corridas. Entré con el deseo de descalzarme los tacones después de un ajetreado día de trabajo y darme una relajante ducha antes de ponerme a repasar las tareas pendientes que me había traído para concluirlas. Nada más entrar percibí su aroma, espeso, empalagoso, dulzón… entonces supe que había venido y comencé a temblar.
Con más precaución que sigilo fui encendiendo progresivamente las luces conforme avanzaba por la estancia: la del recibidor, la del pasillo, la del salón… y justo allí lo vi, sentado en la esquina del sofá tapizado de satén azul, tan azul como sus ojos y donde tantas veces fuimos el uno del otro.
Tantas…
Mucho hacía ya de eso, mucho. En aquellos tiempos aún nos amábamos, o al menos él me amaba, porque muy en el fondo de mi yo se que sigo haciéndolo.

No podría decir con certeza cuándo empezó todo porque fue un proceso paulatino, una metamorfosis que lo afectó a él sin que aún yo sepa el motivo y que le fue cambiando poco a poco.
Y así, un día fui consciente de que su mirada reflejaba a veces cierto tinte de rencor incontenido a la par que sus palabras se tornaban agrias y cargadas de reproches.

(…basura inútil, te he dicho mil veces que no me gusta que fumes en la casa, te voy a enseñar a obedecer, no me provoques…)

El alzó los ojos hacia mí sin el más mínimo intento de levantarse del sofá transmitiéndome a través de ellos esa superioridad que tan bien conocía. No me habló, tan solo me miró fijamente.

- ¿A qué has venido?
Su repuesta fue cortante:
- A por lo que me pertenece

Recordé cuando yo sentía que el aguamarina de esos ojos me pertenecía íntegramente. Yo solía perderme en ese azul mientras él me sujetaba por la cintura. Sentía como me adentraba en ellos y su fuerza me llevaba a una nebulosa de fuegos artificiales que encendían con su fuego todo mi cuerpo hasta que sus labios buscaban mis labios. Era como ascender a otro espacio, a otra dimensión, siempre sujetada por sus manos, que en aquel tiempo tan solo sabían dar caricias.

(…el puñetazo me atacó a traición y por la espalda, tan fuerte que me tiró de rodillas al suelo. Por momentos creí que me había dado con un puño de acero, tal era la fuerza que llevaba, pero no, iba cargado pero no de acero sino de furia…)

- Debieras haber llamarme antes…

Entonces él, ignorando mi comentario se puso de pie y avanzó unos pasos hacia mí. Yo desvié la mirada hacia el ventanal. Fuera la noche había caído por completo y un viento húmedo balanceaba los brazos de las bouganvillas meciendo sus flores, ya casi en la penumbra. No había estrellas en el cielo, posiblemente mañana tendríamos agua.
Llevaba puesta la camisa púrpura que compramos en el último de los viajes que hicimos. Eso fue antes de que llegáramos a la destrucción total, cuando por todos los medios yo trataba de que todo volviera a ser como antes…

Haciendo caso omiso a mi presencia pasó ante mí como una sombra hasta llegar al mueble verde del salón. De allí tomó varias figurillas artesanales y las fue metiendo en la bolsa de viaje que llevaba. Una de ellas la había comprado yo en el mercadillo, era una media luna lacada que lloraba lágrimas de cristal.

- Ésa es mía.
- Todo lo de esta casa me pertenece.

No tuve el valor de contradecirlo, estaban aún muy recientes los tantos hechos traumáticos que se habían producido en la última etapa. No quería volver a vivirlos, me había costado mucho llegar a conseguir la hipotética tranquilidad que ahora tenía, no era momento de estropearlo todo.

Subió la escalera que da al piso superior. Yo no lo seguí pero desde abajo escuchaba como iba vaciando el ropero (posiblemente su ropa), y los cajones de la mesilla de noche con sus pertenencias, imaginaba su ceño fruncido mientras realizaba la tarea, contrariado, furioso, soberbio… sentí unos deseos enormes de tomar un trago. Tantas veces lo habíamos tomado juntos, muy juntos, compartiendo el mismo vaso mientras nuestras manos jugaban a acariciarse y el cristal se hacía partícipe de nuestros besos …

(…desperté en el hospital en estado de shock. No había dejado un vaso lo suficientemente limpio, motivo suficiente para que me partiera tres costillas de una patada…)

Esa fue la última vez porque el hospital emitió un parte de lesiones y a partir de ahí todo pasó velozmente. Declaraciones, trámites y sentencia final de separación.
Atrás quedaban todos esos días dulces y almibarados donde sólo lo mejor transitaba entre nosotros. Por delante una vida sin miedos, pero una vida en soledad y rota, sin ninguna intención de volver a recomponerla.

Bajó las escaleras con su mochila cargada con todo lo que había cogido, posiblemente algo más que sus pertenencias. Al llegar hasta mí volvió a mirarme con esos ojos color aguamarina y por instante vi en ellos el color de siempre, tranquilo, en paz.

- ¿Lo llevas todo?
- Casi todo.

Hace rato que se ha marchado y se lo ha llevado todo, su ropa, sus pertenencias, sus recuerdos…
Ahora estoy sola y tendida en el suelo. De mi cabeza rezuma un hilillo de sangre. 

Junto con todas sus pertenencias y recuerdos se ha llevado también mi vida.

15 comentarios:

  1. Lamentablemente lo que cuentas de una manera magistral ocurre demasiadas veces, no lo logro entenderlo, por mil años que viviera,tampoco seria capaz de entenderlo y sigue, sigue ocurriendo,por desgracia tantas veces que acabara por formar parte de nuestras vidas, llegando a instaurarse como algo normal, lo de normal, es una forma de hablar, la culpa, la tenemos tod@s, los que hacen sufrir, y l@s que ocultan lo que ven.
    Tod@s a una, la única forma fiable para empezar a erradicar este mal que nos afecta a tod@s...

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  2. Un texto que es la realidad que no acaba...
    Y aún sobre esa realidad en el diario El Mundo se escriben articulos justificando a quien ha cometido un hecho de esta calaña,con resultado de muerte, articulo que acaba de retirar PJ Ramirez de un tal Sostres...
    El machismo que no acaba.

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  3. Que maldito personaje arrancar la vida de una mujer,causarle daños no solo en su cuerpo, sino en su alma.
    Lo desprecio por macho y por cobarde.

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  4. Es la violencia que nunca termina, aún estoy en estado de shock por el crimen del que mató a su pareja embarazada.
    ¡Terrible!

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  5. Verdial: que vaya con viento fresco.
    Tu mereces otra paz, otra felicidad.
    No puedes sentirte desolada por ésto, si muy tranquila, porque más vale sola que mal acompañada...
    Un beso, y adelante, a vivir, que la vida no se puede entregar a quien no lo merece.

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  6. Me has estremecido con tu relato, me has hecho aflorar recuerdos que no vienen al caso...muy bien escrito...un besote preciosa.

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  7. Siempre estupenda amiga... Pasa un estupendo fin de semana.

    Saludos y un abrazo.

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  8. Qué relato para estremecedor; a mi modo de ver, a pesar de eximir de responsabilidad a la protagonista, dejas sentado las variables que hicieron posible tal desenlace. Y la verdad no sé cómo puede haber mujeres que se unen con una persona demente y seguir con él; porque eso de romperle las costillas por no lavar un vaso ya es de personas totalmente enfermas. Un fuerte abrazo

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  9. Relatas una realidad terrible. Cuantas historias se habrán desarrollado de este modo y con ese horrendo final.

    Y tú siempre plasmando unos ojos azules en tus relatos. Qué magia tendrán para ti...

    Besos

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  10. Por desgracia siempre se llevan una buena parte de nosotros...

    Un besazo!!

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  11. Este magnifico relato estremece a todo el que lo lee.
    Me ha dejado impactada y te felicito por el.

    Sí, los que se creen que todo es suyo jamás comprende que el otro es dueño del cuerpo y el alma lo habitan.

    Ladrones de amor, de paz, de inocencias. Dueños del terror y la maldad: alimañas...

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  12. Querida Verdial.

    Magistral y estremecedor.La historia de muchas mujeres,la violencia inutil sin sentido,una sensación de impunidad en el aire,impotencia ante aquello que nos impacta
    un dolor silencioso,el enemigo en casa capaz de arrasar con todo sin piedad.
    Conmovedor e inquietante ,muy bien escrito.
    Besos querida.

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  13. Que se largue y no vuelva más...jamás.
    Magistral mi querida amiga Verdial, ¡te admiro! hasta con los relatos dramáticos, intensos...me llenas de paz.Como escribes...preciosa y real.
    Te dejo mi abrazotedecisivo lleno de cariño

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  14. Amiga, nos has estremecido con tus palabras... Y lo peor es que esto parece que no se acabara nunca...

    ¡Cuanto tiempo tendra que pasar todavia...!

    Un abrazo fuerte, amiga

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  15. No sé si para desgracia o para suerte de los humanos, el amor siempre duele, y cuando es grande duele más. Pero a pesar del dolor nuestras vidas no son nada sin el, y nadie que no lo haya experimentado puede decir que ha vivido. Siempre se habla del maltrato que las mujeres sufrimos, claro y lógico porque no tenemos la fuerza física de ellos, pero cuando maltratamos emocionalmente somos más violentas, e igual que el maltrato físico el emocional causa heridas. La felicito por su valentía. Luna

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