"Malos Tiempos para la Lírica" - Golpes Bajos
No dejaba de mirar la foto. Al mirarla algo intenso de removía in crescendo en su interior, mezcla de nostalgia y añoranza con el sabor amargo del llanto de lo perdido. No lo había perdido a él, había perdido aquello que fueron y que nunca volverían a ser.
La mezcolanza de sentimientos encontrados quiso hacerse más intensa y con firmeza desempolvó el viejo microsurco sobre el que depositó la aguja que incrustada en las ranuras del vinilo reproduciría su música. Las notas volaron ingrávidas por la estancia, envolvieron la lámpara del techo, las vidrieras de las ventanas por las que se colaban los rayos bajos del sol al atardecer, y se adentraron sin compasión en sus oídos, llenando todas y cada una de sus células. Por momentos creyó que se hacía etérea y quiso escapar en alas de ella por los ventanales, pretendiendo tal vez el regreso a un tiempo al que era imposible llegar. Una vez que el tren comienza a deslizarse por los raíles es una quimera soñar con alcanzarlo.
Volvió de nuevo a la fotografía. Él aparecía en ella semi-incorporado sobre una esterilla en la que tomaba el sol, musculoso, desafiante, bello, coqueteando con el objetivo al que miraba con cierta picaresca, a la par que se desprendían de su mirada estelas del color de océano.
Tantas veces que había recorrido esa piel con la yema de sus dedos, tantas veces que se había perdido en aquella sonrisa, tantas veces que se había escapado a las profundidades de sus ojos…
En la instantánea él parecía querer jugar con el futuro que tenía por delante. Tanto aún… y en ese futuro se vislumbraba la silueta de ella, esperando en la otra acera, esperando en las sombras. Siempre esperando. Aún seguía esperando.
Volvió a recrearse en la foto y descubrió una sombra alargada al lado de la esterilla, posiblemente la sombra de quien disparó el objetivo. No tuvo dudas de quien era. Hubiera dado media vida porque fuera la suya, pero no, no era la suya. Era la de “ella”.
Abrió las vidrieras para que se escaparan las notas del microsurco y con sumo cuidado lo guardó de nuevo en su lugar. Miró por la ventana y en medio de la penumbra de la tarde que caía se vio allí, en la acera, esperando. Toda una vida esperando.
Dio media vuelta y comenzó a caminar con pasos suaves pero firme, hacia una nueva etapa.
En esa nueva etapa no había lugar para la espera.
*Imagen: "Paseo en la Acera" - Rob-Haza - Traditional Art/Drawings/People
Que lleno de emociones, si pudiésemos atrapar lo perdido y hacerlo realidad.
ResponderEliminarBesos
Hola Verdial:
ResponderEliminarTu blog es verde como el color de la esperanza.
He disfrutado leyendo esta entrada.
Buenas noches y un beso, Montserrat
nos pasamos media vida esperando,argumentando nuestros sueños con excusas inventadas que justifiquen esa espera, cuando la respuesta esta tan clara en nuestro inerior como lo estan nuestros deseos en el corazón.
ResponderEliminarAún sabiendo esto que difícil es volver la vista y empezar andar alejandonos de aquello que nos hizo soñar, que nos hace sentir vivos pese a que seamos conscientes de que lo único que haremos será esperar
Un "amiguito" mio de lecturas de joven fue Amado Nervo, y decia:"el que no espera nada de los hombres, es superior a todos los hombres"...
ResponderEliminarVrdial, siempre tus textos son elegantes y preciosos.
Un beso.
Mari-Pi-R, ya sabemos que eso es imposible, por más que a veces lo deseemos.
ResponderEliminarBesos
Monserrat, nunca ha faltado ese verde esperanza en mi vida, aunque a veces haya decaído. Si no existiera la esperanza tal vez no habría razón para vivir.
ResponderEliminarQue tengas un buen día.
Un abrazo
Rosa, tantas y tantas veces que nos aferramos a lo que tenemos con una venda en los ojos, sin darnos cuentas, tal vez sin querer ver, que hay otros caminos, otros estados, otras etapas... Tal vez es el miedo al cambio lo que nos hace actuar así.
ResponderEliminarUn abrazo
Ana Jorba Ricart, ya sabemos lo difícil que es no esperar nada. Algo en el ser humano nos hace tener, aunque sea solo un atisbo, de esa espera de los demás. ¡Qué eqquivocación!
ResponderEliminarBesos
El primer paso hacia un futuro diferente es el que más cuesta; cada uno de los demás es más fácil que el anterior.
ResponderEliminarSólo hay que darse cuenta de la necesidad de avanzar.
Abrazos, Verdial
Sibeliuss, cuanta razón llevas. Lástima que nos demos cuenta de ello tan solo con la experiencia.
ResponderEliminarUn abrazo
Pero a lo peor en la nueva etapa aun a veces, el fantasma de aquella foto mas de una vez planearía a su alrededor.
ResponderEliminarUno que lo ha vivido, vinilo incluido.
Si sumásemos el tiempo que derrochamos esperando, tendríamos para vivir varias historias...
ResponderEliminarOtra etapa es posible y necesaria, desde luego.
Besos
Erik, llevas razón. Dicen que el pasado siempre vuelve en algún momento.
ResponderEliminarUn abrazo
Trini reina, la mayoría de las veces la espera es una pérdida de tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo
Llegué atraida por ese cuadro de tu perfil de Julio Romero de Torres y aqui me quedo, lo que he encontrado en tu blog me gusta. Un saludo.
ResponderEliminarLo guardó de nuevo en su lugar...mi querida verdial, nuevamente has removido sensaciones dentro de mi...a veces no podemos ir hacía esas nuevas etapas... porque no sabemos guardar las cosas donde deben guardarse...pero en el camino estamos.
ResponderEliminarabrazotedecisivo guapa.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUna relación no admite ni la sombra de un tercero siempre deben ser de dos para vivir todas las circunstancias,hay manchas " irremovibles",la espera corroe cuando ni tenemos las cosas claras.
ResponderEliminarVerdial precioso texto, imagen y un buen tema musical.
Ay las emociones. Si yo te contara.
ResponderEliminarAmérica, totalmente de acuerdo. Dos son pareja, tres son multitud.
ResponderEliminarUn abrazo
José Luis, pues cuéntalas, me gustaría conocerlas.
ResponderEliminarUn abrazo
Sara, siempre hay cosas que mantenemos en el lugar que no les pertecene. En algún momento tendrán que regresar a su sitio...
ResponderEliminarUn abrazo, Trovadora de senderos.
aunque cuesta muy mucho tirar siempre de nuestro carro, somos los únicos que podemos hacerlo
ResponderEliminaresperar, a qué?
a un mejor camino, sin tanta pendiente; a otro que atice las mulas; a que pase el calor o el frío...
excusas todas ellas que nos roban el tiempo para ser felices
Tara, cada vez tengo más claro que a estas alturas de mi vida hay poco espacio para la espera. Y así será.
ResponderEliminarBesos
Corazón verde, corazón de letras, me alegra mucho tu visita. Aquí siempre serán bien recibida.
ResponderEliminarUn abrazo
Tara, yo tengo claro que en ciertas situaciones no hay lugar para la espera. Es una pérdida de tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo
Ocurre que el olvido,antes de serlo,fue gran amor...
ResponderEliminar¡Me gusta tu blog por verdiales!
Yo no tenía foto, sólo un frasco vacío de perfume, terminé tirándolo; el pasado no me permitía disfrutar el presente.
ResponderEliminarQue tengas una linda semana.
Besos.
Es bueno recordar y revivir los días idos, pero siempre estar dispuesto a otras mesas y nuevos vinos, felicitaciones verdial
ResponderEliminarsaludos
Manuel María Torres Rojas, por eso no se deben perder los recuerdos totalmente.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Lola Santana, sabia decisión, el olor permanente era como tenerlo al lado.
ResponderEliminarBesos
Pedro Aros Castro, cuando algo se vuelve añejo, es mejor renovarlo con nuevos aires. Cada etapa tiene su vida.
ResponderEliminarUn abrazo
Aveces, muchas veces solemos perder el tiempo esperando.
ResponderEliminarUn beso
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