Despierta una fría mañana otoñal y encuentra a la vejez a su lado. La mira y se ve reflejado en ella luciendo una mueca triste y cansada, bolsas bajo los ojos y rostro surcado de arrugas. Retrocede sobrecogido y desvía la vista para evitar la imagen que lo incomoda y la dirige a través de la ventana, como queriendo asirse al mundo que palpita en el exterior.
Sin embargo el cuadro que se le ofrece tras las rejas se asemeja más a un lienzo impresionista que a la realidad ficticia que él busca: Los castaños lucen cargados de hojas ocres, el cielo aparece plomizo y dedos de niebla se pasean sobre la seca hojarasca del suelo. La humedad se cuela tras los cristales, cala sus huesos y da de lleno en su corazón. Su cansado corazón, su envejecido corazón.
La cruda realidad le abre los ojos del alma y siente que también el otoño ha llegado a su vida, vida que ha corrido vertiginosamente alcanzando al tiempo y deteniéndolo en este momento que siempre había temido.
Ya es un viejo. Ya ha consumido la mayor parte de su existencia. Tan sólo le queda el epílogo y la palabra Fin.
Entonces se hace amigo de la vejez (su vejez) y la acepta como compañera, alma de su alma, vida de su vida y carne de su carne.
Y se siente feliz de ser viejo.
* (Óleo "Anciano en el Bar" - Artelista.com)
Hola Verdial:
ResponderEliminarUna entrada muy bella.
Y el cuadro que acompaña tu relato es magnífico.
Besos, Montserrat
Verdial, es hermoso...
ResponderEliminarLa vejez llega y el poder del ser humano de adaptarse es el concepto más positivo para enfrentarse a todo.
El escritor catalan, cientifico Eduard Punset, dice que en la edad muy madura las ilusiones no solo no disminuyen sino que aumentan...cada dia es un regalo....
Un beso.
Me ha encantado tu escrito, lo he visto muy positivo y muy bonito a la vez, aceptar la realidad no es fácil en mucha gente.
ResponderEliminarAbrazos fuertes
Saber aceptarnos en cada edad es el secreto para mantener la ilusión por ver amanecer cada nuevo día
ResponderEliminaruna buena lección para aprender y mantener viva :)
un abrazo
Yo estoy seguro que, si Dios quiere, seré un viejo feliz.
ResponderEliminarBesos.
No queda otra que aceptar esa etapa y, si te digo más, algunos firmaríamos ahora mismo por alcanzarla...
ResponderEliminarAbrazos
Y cuando llegamos a esa edad en la que estás mas cerca del fin que de la juventud vivida, la actitud más inteligente es la adaptación a la etapa final de nuestra vida, con alegría, con esperanza y llena de buenos recuerdos, los malos no, esos hay que desterrarlos, solo nos podemos permitir el lujo de recordar los momentos buenos y alegres.
ResponderEliminarExcelente relato Verdial, como todos los tuyos.
Un fuerte abrazo
A veces el otoño nos inspiran estos sentimientos. Ojalá cuando llegue la hora de aceptar la vejez, sepamos amarla como tú la narras.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Querida Verdial.
ResponderEliminarSensible texto que nos acerca al proceso emocional de aceptarla,es el fin de una etapa y el comienzo de otra donde se asume con tranquilidad,la misma se instala para acompañar hasta el ultimo día...
Un fuerte abrazo.
Que bonito verdial...eres la reina de las palabras, de enlazar palabras y sentimientos, de mantenerme en vilo hasta que termino tu relato... y quiero seguir disfrutando más y más...se que lo haré con el próximo y no tendré que hacerme vieja para ello jejejeje.
ResponderEliminarQue precioso homenaje a tantos y tantos viejecitos y viejecitas del mundo, a nosotras algún día...y deberemos hacernos amigas de nuestra vejez sino....debe ser muy dificil de encajar.
Te dejo mi abrazotedecisivo lleno de cariño y admiración.
Verdial, eres increíble!
ResponderEliminarMe ha encantado.
Por cierto, gracias por tu visita a mi blog, lo tengo tan abandonado!!!
Me acerco para leer lo que tú y alguna otra persona nos cuenta y me alegro de teneros.
Un besiño desde Coruña.
te leo y pienso en mi padre, que bien pudiera pasar por el viejo del cuadro o de tu historia, y no sé si realmente es amigo de su vejez
ResponderEliminarsi pudiera acabaría con ella (que no con su vida), estoy convencida
JRJ dejó escrito:
ResponderEliminar"Muerto estaré, mujer,/y tú verás la luna de oro..."
Cuanto más viejo, más radical;cuanto más radical,más libre...Así pienso yo. Y tú escribes cada día mejor.
Te beso.
Llevo unas semanas medio perdido de las visitas a los blogs. Espero ponerme al día lo antes posible. Como siempre estupendas las cosas que nos dejas.
ResponderEliminarPasa un buen fin de semana.
Verdial, un relato muy emotivo, todos hemos de llegar un día de sentirnos así, lo mejor hacerse amigos según se van cumpliendo años, son experiencia.
ResponderEliminarun fuerte abrazo.
maite
Allí es cuando se dice... !he vivido bien¡ Solia decirme,aquella que partio con el fin.
ResponderEliminarUn abrazo
Ójala, cuando llegue, seamos capaces de aceptarla así, haciéndonos amigos.
ResponderEliminarUn abrazo
Es hacia donde vamos. O la abrazamos o nos amargamos...
ResponderEliminarBello relato.
El otoño te envuelve de añoranza. Es precioso el relato. Un beso
ResponderEliminarCreo que todos nos tendremos que aceptar y ser felices con lo que lleguemos a ser. A los 20, a los 30, a los 80... también se es viejo a todas las edades.
ResponderEliminarBesos
La vida cambia y evoluciona y la realidad tozuda nos lleva por caminos que aunque al principio están rotos, es solo apariencia para encontrar lo nuevo.
ResponderEliminarMe gustó el ralato..
Un saludo
Bello relato, amiga... Ojala la ilusion nunca se vaya de nosotros, que no sucede con ella como con el verano...
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Esto es una historia real, sabemos que el tiempo transcurre demasiado rápido. Me gusto demasiado el cuadro que acompaña la historia pues es un viejito que se ve triste pero a la vez muy tierno.
ResponderEliminarSaludos