Has vuelto y es difícil para mí el comprender por qué. Pensé que te había eliminado definitivamente de mi vida, cerré las puertas de mi yo más profundo a cal y canto creyendo que te había dejado fuera, y hoy, traicioneramente, has aparecido de nuevo.
(Oleo de Frederick Childe Assam)
Tú. El dolor.
Dolor ¿de qué?, ¿por qué?, ¿para qué? Estás ahí, escondido, agazapado en lo más recóndito de mis entrañas. Te tengo bien enterrado para que no puedas salir, para que no veas nunca más la luz, y yo no sé por qué motivo, me atacas por sorpresa y apareces.
Tú, dolor traidor, mezquino, cruel, dueño de mi inocencia infantil, siempre cruel y acompañado de la mano de la culpabilidad.
Culpabilidad. ¿De qué?, ¿por qué?, ¿para qué?
No te quería conmigo y sin embargo casi siempre estabas a mi lado. Te acercabas a mí cuando disfrutaba metiendo mis zapatos en los charcos los días de lluvia, y a la par que esa lluvia diamantaba mis rizos negros, tú (ella, su voz) me dañabas...
(…mala, eres una niña muy mala, las niña no meten los pies en los charcos…)
Y también te tenía a mi lado cuando jugaba a cortar los alhelíes morados de las macetas del patio. Su aroma estaba impregnado de ti y lleno de las denigrantes palabras que llegaban hasta mis oídos...
(…malvada, niña malvada, no se arrancan las flores. Esta noche te llevará el demonio…),
y yo, más que miedo al demonio te sentía a ti, dolor, y a tu gemela la culpabilidad...
(...esta niña no tiene sentimientos, no derrama ni una lágrima…)
y el fuego en mi carne golpeada.
Siempre tú, haciéndome derramar lágrimas, hurgando en las llagas de mis más profundas heridas que se escapaban a mi comprensión.
No, se que nunca te irás. No te irás porque naciste conmigo, nacimos juntos
No, se que nunca te irás. No te irás porque naciste conmigo, nacimos juntos
(…que niña, desde que naciste me diste problemas. Tantos dolores de parto que sufrí por tu culpa. Tardaste en nacer y me producías un dolor insoportable…).
¿Acaso tengo que aceptarte permanentemente a mi lado?
(…esta niña es un diablo, no para de darme disgustos, mira como se ha puesto de tinta la camisa blanca del uniforme…)
Aprendí a vivir contigo, aprendí que estabas porque tú, el dolor, vive junto con las niñas que son malas desde la cuna, que desobedecen, que protestan porque no le gustan las comidas, que se pelean con su hermana pequeña, que pintan las paredes con el lápiz rojo de Alpino, que protestan porque no quieren ir a comprar el pan cuando tienen cinco años, que cuando se bañan solas salpican el agua fuera….
Y aunque sé que es duro y difícil he tomado la determinación de aceptarte.
Dame la mano y camina conmigo. Tal vez si caminamos juntos logre conseguir que tú, dolor, seas más llevadero.
Dame la mano y camina conmigo. Tal vez si caminamos juntos logre conseguir que tú, dolor, seas más llevadero.
Muchas cosas parecidas he tenido que oir yo. Pero también las he olvidado, es lo mejor.
ResponderEliminarVengo de la taberna de Moe y me encuentro este pedazo de blog. Espero visitarte a menudo. Y para el dolor, adios cordera, adios...
ResponderEliminarEse dolor viene dado por la cruenta semilla sembrada de la culpabilidad, tal como tu lo has dicho es "hermana gemela".
ResponderEliminarPienso que no se trata de resignarse al dolor, se trata mas bien de saber el porque se encuentra allí y su empeño en hacer su aparición justo cuando menos los esperas y lo deseas..
Tambien es probable que ya sepas porque aparece y vaticinas cual cuando hará su entrada..entonces, a ver: cuando vuelva hazle una cara graciosa y burlate de ella (si, y de ti misma) sacale una broma a todo esto, libera endorfinas y piensa que pronto pasará.
Sigo repartiendo Abrazos del Alma, uno bien apretadito para ti verdial.
:)
Preciosa entrada y la música tremenda, lástima que tenga que existir ese dolor para que la podamos disfruar.
ResponderEliminarUn beso con cariño para mi maestra.
Real y delicioso viaje hacía la infancia , una época vivida de forma tan parecida a la mía, que la siento más allá del escrito. Tambien impregnado con ese aroma a amargura bañado en melancolía, tan característico tuyo. Simplemente me encanta.
ResponderEliminarUn beso para ti.-
Alternativa.
Es la decisión más sabia. Entender, comprender y asimilar ese dolor que al fin y al cabo, aunque no nos guste, es parte de nuestras vidas. Aceptándolo, se hace más llevadero, te lo aseguro.
ResponderEliminarUn besazo del indomable Dani Hunting
Muy bueno, me ha sorprendido lo que
ResponderEliminarestá escrito en este blog.
Aveces es necesesario el dolor, almenos para sentir que estamos aún con vida.
Nos leemos.
Por diversos probles que aún no entiendo mi blog ya no me permite crear entradas, se puede ver hasta la ultima pero nada mas.
ResponderEliminarHe tenido que crear otro nuevo y menos mal que he recuperado todas mis entradas pero ninguno de vuestros comentarios.
Aquí te dejo el nuevo enlace que es muy parecido al anterior pero no igual
http://detodounpoco-sevillana-blogspot.com
Saludos
Estoy embotado de imágenes en recuerdos. Gracias. Te voy a contar un secreto que seguro ya sabes:
ResponderEliminar"Sin dolor no existiría la vida"
Besos
Quizás, sólo quizás, sea mejor caminar junto al dolor, aceptarlo en todas sus dimensiones para que cuando llegue, que llegará, la fuerza del impacto sea menor. Darle la mano pudiera ser , darle la amistad... jamás.
ResponderEliminarUn beso. Gracias por visitar mi blog.
Una entrada dura,(en el mejor de los sentidos),pues hace alusión al dolor del que ninguno es inmune,es cualquier época o instancia de nuestra vida,afortunadamente superar estas situaciones nos hacen fuertes y sensibles para entender el dolor de otro.
ResponderEliminarEl dolor, recuerdo haber leído, es el viejo compañero del hombre.
ResponderEliminarDolores, un nombre de mujer, bello como el Ser y necesario como la Nada.
El dolor (y esto es de mi cosecha) es el telón de fondo que perfila nuestros gozos y nuestras dichas. Sin él no sabríamos ser felices.
Os deseo a todos, y a tí en especial, querida amiga, que pase de largo por vuestras puertas.
Saludos.
El peor dolor es el de un niño. Siempre injusto, siempre incomprensible, siempre gratuito.
ResponderEliminarQuerida verdial, tus historias siempre calan hondo.
Un beso
Ya lo dice el refrán: "si no puedes vencerlos, únete a ellos" y supongo que con el dolor (espiritual y corporal) pasará lo mismo.
ResponderEliminarEstupenda entrada.
Me permito una broma. Recuerdo que un día le dije a un compañero:
-A partir de los sesenta tienes que vivir con "dolores".
-Pues que no se entere tu mujer- me contestó
Saludos flamencos desde Cáceres
Con la canción ya me había conquistado, y ya si me la acompañas de esas letras... no te digo más. No podría añadir más.
ResponderEliminar1saludo!
Hay niña`..., cuantos recuerdos me has traido! Veo que a pesar de todo, has sabido cogerle las riendas y caminar de la mano. Creo que es lo mejor que podemos hacer.
ResponderEliminarBesicos muchos preciosa
Lola, yo pienso que se perdonan, pero nunca se olvidan.
ResponderEliminarJl martínez hens, un placer tu visita a mi blog y que te haya gustado, y sí, ...adios cordera adios...
Noche Hermosa, buena lección de psicoterapia que me das y que tomo gustosa, y sobre todo, he sentido ese cálido abrazo.
Luz de Gas, a pesar de que nos quejemos, el dolor tiene que existir. De no ser así no disfrutaríamos de los momentos felices.
Alternativa, sé que tu vida y la mía guardan episodios comunes. Tal vez por eso desde que conectamos la primera vez surgió la empatía.
Dani, que sorpresa que te pases por aquí. No creas que te tengo en el olvido que leo cada cosa que escribes aunque no te deje comentario. Me sobrecogió mucho la muerte de tu tía, tan magnificamente narrada por tí. Se que hoy tienes nuevo post pero aún no te he visitado.
Mike Parga, gracias por tu visita. Opino como tú, ya se lo escribí a Luz de Gas: el dolor es necesario.
Sevillana, ahora mismo te enlazo.
Adr, hombre que sabe del dolor y más aún de como contarlo. Gracias por el premio. Ha sido un verdadero regalo viniendo de tí.
Manolo Navarro, por supuesto que como amistad nada de nada. Hay que dejar estar al dolor a tu lado, pero con mucho tiento.
América, que diferencia con tus entradas, siempre llenas de la alegría del cante y del baile, y de esas maravillosas escenas de los lienzos. Ya vez, una de cal y otra de arena.
Antonio, así es Antonio, compañero del hombre desde que éste surgió a la vida. Y pensando en Cisco me pregunto ¿sienten dolor emocional los animales?
Sirena Varada, los niños son tal vulnerables a todo, lo magnifican todo con tanta intensidad, que es casi imposible no quedar marcado por hechos de la infancia.
Pedro Delgado, me hiciste reir. Mi abuela se llamaba Dolores y mi madre Lola, que es lo mismo. No quería que mis padres pusieran ese nombre a ninguna de sus hijas. Decía que "el mismo nombre lo dice: Dolores. Todas las Dolores llevan el dolor consigo.
Fj.Mj, aunque la entrada sea triste me alegro que te haya gustado. la música a veces acompaña a sentir más la lectura.
La casa encendida, como dice el dicho "si no puedes contra el enemigo únete a él".
Un fuerte abrazo para todas estas tonalidades verde que me han visitado.
Creo que el dolor es tan necesario como el amor para poder vivir.
ResponderEliminarMe encanta tu texto