(Oleo "Niña con perro y muñeca"-Maribel Moreno)
(Rain and tears-Aphrodites Child)
17,17 h.
Me han regalado una muñeca de trapo con la carita de porcelana y mi primera reacción ha sido tirarla al suelo y rechazarla.
- ¡No la quiero! – ha sido mi injusta respuesta. – Y seguidamente la he pisoteado.
Mis papás se han quedado anonadados creo. Seguramente pensaban que con ese regalo cortarían de raíz esa rebeldía que últimamente fluye de mí. ¡Qué ilusos! ¿Acaso los papás son ignorantes de lo que sucede a una niña de tres años, o es que tal vez es más fácil hacer que no se dan cuenta?
Me han regañado por mi fea acción pero no me han castigado; sin embargo mi mamá amenazó con regalarla a los “niños pobres”. Pues que se las regale que yo no la quiero.
Siempre me andan amenazando con llevarme interna a un colegio para que me eduquen. ¿Y ellos qué, no saben educarme? Me escaparé de casa antes de que llegue ese momento. Una noche cuando estén dormidos me iré para no volver jamás. No quiero vivir dónde no me quieren.
Y tú muñeca tonta no te pienses que te voy a querer. Ni siquiera pienso recogerte del suelo.
17.35 h
Bueno he recogido la muñeca porque aún seguía tirada en el rincón dónde cayó pero que no se vaya a creer que eso significa un acercamiento. Ya han quedado las cosas claras entre ella y yo y este acto no va a cambiar nada.
He mirado su cara (pero sólo por curiosidad) y me he dado cuenta de que no tiene párpados ni puede cerrar los ojos que siempre me están mirando fijos y su boquita tiene una mueca enfuscada, como de contrariedad. ¿Será por mi rechazo? ¡Vaya, solo me faltaba ésto! No quiero ser responsable de su desencanto. Sin embargo al tocar su cuerpo blandito (sin querer) la he apretado un poquito (sólo un poquito) contra mi cuerpo. Tiene un vestido de lunares de colores que semejan bolitas de caramelos. Se me ha ocurrido que se llama Bolita. La he dejado sentada en la mecedora de mi abuela que ahora duerme la siesta. Que se haga cargo ella.
18.00 h.
Me he tumbado en el suelo del patio a colorear y he notado que desde la mecedora me mira de reojo. Claro como no tiene párpados y no puede cerrar los ojos siempre me anda mirando. Yo me hago la distraída, como que no me doy cuenta pero sé que no me pierde de vista y me siento incómoda. Y muy en el fondo siento compasión porque sé que al igual que yo se siente rechazada.
18.05 h.
La he cogido. ¿Y que? La he cogido sólo por curiosear detenidamente su vestido y tocar su pelo de lana color chocolate. Lo malo es que estando en ésta tarea mi abuela ha salido de su habitación. Como un rayo nos hemos escondido tras las macetas del patio y así, agachadas y ocultas hemos visto entre los tallos verdes las gruesas piernas de mi abuela embutidas en medias negras a pesar de ser verano (aún guarda luto por mi abuelo a quién yo ni siquiera conocí).
Tengo que reconocer que esta situación de peligro nos ha dado un toque de complicidad. No era mi intención pero ya se sabe, a veces las cosas suceden sin que queramos.
Al fondo escuchamos tenue la conversación de mis papás pero al menos yo, no tengo ninguna intención de prestar atención. Ya que ellos parecen no querer saber nada de mi, tampoco quiero yo saber de sus cosas.
Mi mamá me llama pero ambas seguimos escondidas. Reptando como podemos nos refugiamos en mi habitación repleta de juguetes. Y de pronto ella me pide que la acepte porque se siente sola y sabe que yo también me siento sola. Y a mi se me antoja que se siente como yo, un juguete en mis manos como yo la de los demás.
Sin querer la abrazo y a pesar de que ella no se mueve yo noto que emana de su cuerpecito ese calor fraternal que tanto necesito.
Mis sentimientos se desparraman alrededor de ambas como fuegos artificiales y nos envuelven en un cálido vaivén.
- Nunca te dejaré – Y en mis palabras está la certeza de todas las dudas que habitan en mí de un tiempo acá.
19.00 h.
Mi mamá abre de repente la puerta y me sorprende abrazando a Bolita. Su rostro ante la escena desprende la ansiada tranquilidad que desea y esboza una sonrisa. Entre sus brazos, y tal y cómo yo mantengo a Bolita entre los míos, ella acuna a mi hermana casi recién nacida, que sólo en pocos meses logró quitarme el amor de mis papás y relegarme a un segundo plano.
Nos miramos y yo también le sonrío. Mi sonrisa sin embargo tiene un significado diferente al de la suya.
(A todos los niños que sienten que su amor ha sido robado por la llegada de un nuevo ser)
(Rain and tears-Aphrodites Child)
17,17 h.
Me han regalado una muñeca de trapo con la carita de porcelana y mi primera reacción ha sido tirarla al suelo y rechazarla.
- ¡No la quiero! – ha sido mi injusta respuesta. – Y seguidamente la he pisoteado.
Mis papás se han quedado anonadados creo. Seguramente pensaban que con ese regalo cortarían de raíz esa rebeldía que últimamente fluye de mí. ¡Qué ilusos! ¿Acaso los papás son ignorantes de lo que sucede a una niña de tres años, o es que tal vez es más fácil hacer que no se dan cuenta?
Me han regañado por mi fea acción pero no me han castigado; sin embargo mi mamá amenazó con regalarla a los “niños pobres”. Pues que se las regale que yo no la quiero.
Siempre me andan amenazando con llevarme interna a un colegio para que me eduquen. ¿Y ellos qué, no saben educarme? Me escaparé de casa antes de que llegue ese momento. Una noche cuando estén dormidos me iré para no volver jamás. No quiero vivir dónde no me quieren.
Y tú muñeca tonta no te pienses que te voy a querer. Ni siquiera pienso recogerte del suelo.
17.35 h
Bueno he recogido la muñeca porque aún seguía tirada en el rincón dónde cayó pero que no se vaya a creer que eso significa un acercamiento. Ya han quedado las cosas claras entre ella y yo y este acto no va a cambiar nada.
He mirado su cara (pero sólo por curiosidad) y me he dado cuenta de que no tiene párpados ni puede cerrar los ojos que siempre me están mirando fijos y su boquita tiene una mueca enfuscada, como de contrariedad. ¿Será por mi rechazo? ¡Vaya, solo me faltaba ésto! No quiero ser responsable de su desencanto. Sin embargo al tocar su cuerpo blandito (sin querer) la he apretado un poquito (sólo un poquito) contra mi cuerpo. Tiene un vestido de lunares de colores que semejan bolitas de caramelos. Se me ha ocurrido que se llama Bolita. La he dejado sentada en la mecedora de mi abuela que ahora duerme la siesta. Que se haga cargo ella.
18.00 h.
Me he tumbado en el suelo del patio a colorear y he notado que desde la mecedora me mira de reojo. Claro como no tiene párpados y no puede cerrar los ojos siempre me anda mirando. Yo me hago la distraída, como que no me doy cuenta pero sé que no me pierde de vista y me siento incómoda. Y muy en el fondo siento compasión porque sé que al igual que yo se siente rechazada.
18.05 h.
La he cogido. ¿Y que? La he cogido sólo por curiosear detenidamente su vestido y tocar su pelo de lana color chocolate. Lo malo es que estando en ésta tarea mi abuela ha salido de su habitación. Como un rayo nos hemos escondido tras las macetas del patio y así, agachadas y ocultas hemos visto entre los tallos verdes las gruesas piernas de mi abuela embutidas en medias negras a pesar de ser verano (aún guarda luto por mi abuelo a quién yo ni siquiera conocí).
Tengo que reconocer que esta situación de peligro nos ha dado un toque de complicidad. No era mi intención pero ya se sabe, a veces las cosas suceden sin que queramos.
Al fondo escuchamos tenue la conversación de mis papás pero al menos yo, no tengo ninguna intención de prestar atención. Ya que ellos parecen no querer saber nada de mi, tampoco quiero yo saber de sus cosas.
Mi mamá me llama pero ambas seguimos escondidas. Reptando como podemos nos refugiamos en mi habitación repleta de juguetes. Y de pronto ella me pide que la acepte porque se siente sola y sabe que yo también me siento sola. Y a mi se me antoja que se siente como yo, un juguete en mis manos como yo la de los demás.
Sin querer la abrazo y a pesar de que ella no se mueve yo noto que emana de su cuerpecito ese calor fraternal que tanto necesito.
Mis sentimientos se desparraman alrededor de ambas como fuegos artificiales y nos envuelven en un cálido vaivén.
- Nunca te dejaré – Y en mis palabras está la certeza de todas las dudas que habitan en mí de un tiempo acá.
19.00 h.
Mi mamá abre de repente la puerta y me sorprende abrazando a Bolita. Su rostro ante la escena desprende la ansiada tranquilidad que desea y esboza una sonrisa. Entre sus brazos, y tal y cómo yo mantengo a Bolita entre los míos, ella acuna a mi hermana casi recién nacida, que sólo en pocos meses logró quitarme el amor de mis papás y relegarme a un segundo plano.
Nos miramos y yo también le sonrío. Mi sonrisa sin embargo tiene un significado diferente al de la suya.
(A todos los niños que sienten que su amor ha sido robado por la llegada de un nuevo ser)
una historia bien llevada, la rebeldía a veces es solo pasajera, todos tenemos momentos rebeldes.
ResponderEliminarUn placer pasar por tus letras
qué cuento tan precioso, no soy capaz de escribir así
ResponderEliminars
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe encantan las muñecas, especialmente de porcelana, y la historia me ha enganchado de principio a fin. Fantástica. Aquí tienes a una admiradora de tus escritos.
ResponderEliminarUn besazo.
MAravillosa historia, que de recuerdos me has traido de los regalos por navidad , cuando los Reyes no pueden traer lo que has pedido porque no pueden.
ResponderEliminarUn beso enorme
Muy buena tu historia, excelentemente narrado. Los asuntos internos de los niños siempre tan complejos...
ResponderEliminarMenos mal que no me gustan las muñecas, nunca me gustaron, salvo aquella Nancy de mis 8 años..
Juraria que anoche dejé un comentario, pero no sé si yo misma lo eliminé. Ups esto de quedarse ciego es un problema, bueno creo que decía esto: Tu sorprendente imaginación me encanta, es un relato precioso.
ResponderEliminarUn besoteeeeeeeee.
Que bonito has contado algo cotidiano, algo... que si no se vigila, puede crear verdaderos traumas o incluso graves problemas de celos entre hermanos de por vida!!!! hay que estar muy alerta ante estos niños que se sienten desplazados, hay que tener mucho tacto con ellos/as.
ResponderEliminarPreciosa historia , que bonito relato.Me ha encantado.
Besitos
Precioso, sin más adjetivos.
ResponderEliminarPrecioso cuento, comportamientos infantiles que en ocasiones tenemos los adultos. El sentirse destronado, es duro.
ResponderEliminarUna vez mas, embelesado con tus relatos. Yo también tuve una muñeca de porcelana, es mas, creo que todos hemos tenido alguna vez en la vida alguna por un motivo u otro.
ResponderEliminarSolo que claro, es difícil contarlo cono tú lo haces.
Saludos.
¡Qué relato más tierno y bonito! Ay los celos de los niños que se creen desplazados, cuanto sufrimiento del que se cree rechazado!!!
ResponderEliminarLa infancia es dura a veces y dificil de entender.
Besicos guapa.
Excelente.
ResponderEliminarTratándose de ti sabía que la muñeca no podía ser sólo trapo y porcelana, que debajo había algo más :) algo grande, claro.
La ternura acaba aflorando, de madre a hija.
Besos
Muy lindo, pero aunque la historia se centre en la muñeca y la sensación de abandono de la niña, me quede con la parte en la que la beba reflexiona sobre las amenazas de sus padres de meterla a un internado, de sus ansias de salir de alli, y de que cuando pueda lo hará.
ResponderEliminarMe ví reflejada en tus palabras: cuando solo era una niña tambien lo pense, y luego cuando la vida lo decidió, lo hice.
Hola Verdial te dejo un link con una invitación para participar en FOROERASE
ResponderEliminarSALUDOS
FOROERASE
Mi abuela tenia una muñeca con la carita de porcelana que me regalo cuando nacio mi hermano.(Bueno todo el mundo me regalo cosas cuando nacio mi hermano)Pero mi abuela no me la dejaba porque decía que la romperia, y el dia que me la regalo, me dijo que ya era mayor para cuidar de ella.
ResponderEliminarAún tengo esa muñeca... en el mueble de mi comedor, donde la veo todos los dias.
Que bonito tu cuento.
Besos.
Ha sido increíble. Una entrada sorprendente y cargada de emotividad.
ResponderEliminarAmiga Verdial, servidor es hermano mayor. Mi hermana llegó cuando yo contaba con cuatro años y pico, y al principio también noté la falta de atención. Debo reconocerte que no me acuerdo muy bien, pero mis padres me cuentan algunas de mis reacciones. Y ¿sabes?, ahora me alegro.
Mi hermana es uno de mis tesoros. Es una de mis joyas. Siempre me siento acompañado con ella.
La pequeña de tu historia se alegrará en un futuro.
Un beso enorme.
Preciosa historia Verdial.
ResponderEliminarA mí me pasó un poco a la inversa. Le llevo a mi hermano 10 años y cuando él nació, fué el más grande regalo de Reyes que pude tener en mi vida, era todo un muñequito de carne y hueso, al que podía tocar, acunar, acariciar.. Además, con esa edad, ya una quiere que le dejen su espacio libre, mis padres ejercían demasiado poder sobre mi..
Un abrazo.-
Preciosa historia y cuanta soledad la de la niña que se refugia en el cariño que le puede dar una simple muñeca. En mi caso, siendo yo el del medio, supuse una gran alegría porque nadie me esperaba. Ojalá en todos fuera así.
ResponderEliminarUn besazo del indomable Dani Hunting
Querida !que tengo pendiente volver a leer este post,estos relatos tuyos sabes que me encantan,me estremecen logras ese punto!....Bella historia que da n paso mas allá,felices fiestas y recibe un gran abrazo de Navidad.
ResponderEliminarEste relato de la muñeca me gustó mucho. He ojeado tu blog y me gusta como escribes.
ResponderEliminarUn saludo
Es precioso el cuento, y es cierto parece ser un sentimiento que nos invade de pequeños así como van llegando nuestros hermanos, felizmente se olvida y se ama
ResponderEliminarUn beso.
Qué bonita historia y como no la has contado.
ResponderEliminarMi hermano pequeño nació cuando yo tenía 5 años y me llevaba las horas al lado de su cunita, mirándolo, viendo como mi madre le daba el pecho. Entre nosotros dos siempre ha existido una gran unión.
Muchas Felicidades para estas Navidades. Besitos
una historia preciosa
ResponderEliminarbesitosss y feliz navidad
Mi querida Verdial, paso por aquí a dejarte mis mas sinceros y emotivos deseos de que pases una Feliz Noche Hermosa de Navidad.
ResponderEliminarBendiciones para ti y los tuyos.
Hola Verdial,
ResponderEliminarcuando mi hermano nació yo tenía cuatro años y medio, es duro verse o más bien sentirse, desplazado, aunque con el tiempo llegas a superarlo, al menos ése fue mi caso.
Me ha gustado mucho la historia, muy tierna.
Que tengas unas felices fiestas y un buen nuevo año.
Saludos,
Has sabido recrear a la perfección los sentimientos de una princesa destronada.
ResponderEliminarUn abrazo y que el Espíritu de la Navidad te acompañe en estos días a tí y a los tuyos.
Un abrazo. J.J.
Te deseo una muy Feliz Navidad, mi querida amiga.
ResponderEliminarUn besazo enorme.
Lo mejor para ti en estas fechas,recibe un caluroso saludo de Navidad.
ResponderEliminarFeliz Año, lo mejor para ti y los tuyos,
ResponderEliminarbesos.
Te deseo con todo mi cariño. Que disfrutes de un próspero y venturoso Año Nuevo.
ResponderEliminarPaz, Salud, Amor y Trabajo para todos tus seres queridos. Y como no, que a tí se te cumplan todos tus deseos.
Un beso muy fuerte querida Hebrea. Y brindo contigo por el Nuevo Año.
Mis mejores deseos para el nuevo año que hemos estrenao no hace mucho. Que tus sueños se hagan realidad.
ResponderEliminarFeliz Año Nuevo!!
Un besazo del indomable Dani Hunting
Feliz año 2009 Y UN FUERTE ABRAZO!
ResponderEliminarTe dejo un pequeñito obsequio en mi blog, es pequeñito pero hecho con cariño.
ResponderEliminar2009 abrazotes y mucha felicidad para ti en compañía de los tuyos.
Que "requetebien" escribes. Nosotros también tenemos una bolita de dos años y otra de once que está un poco rebelde.
ResponderEliminarUn besazo y todo lo mejor para el 2009.
hola.. espero que este 2 mil 9 .. sea lleno de luz... y de mucha tinta!
ResponderEliminarabrazos!!
y gracias por tus palabras y visitar mi rincon..
Estaré pendiente el Sábado a ver si te escucho en la radio de Luz de Gas sera muy grato oírte y saber mas de ti y de tus blogs,un abrazo muy propio de estos días pasados.
ResponderEliminarYa había leído tu relato hace unos cuantos días aunque no te había comentado.
ResponderEliminarEs muy tierno, me encanta lo bien que describes la situación desde la posición de la niña. Tengo seis años más que mi hermana, cuando nació era una muñeca para mí.
Un beso._.
Teresa
Gracias a todos por vuestros comentarios, que me llegan bien dentro, pues es una forma de enlazar almas.
ResponderEliminarQuiero aclarar que esto no es un relato, es algo real tal y como lo cuento que me ocurrió cuando nació mi hermana. Y aunque parezca extraño o raro por la edad que yo tenía, lo guardo íntegro en mi memoria.
Besos a todos.
Las muñecas con carita de porcelana siempre me dieron algo... de miedo... no tu historia que envuelve...
ResponderEliminarAntonio
Acabo de darme una empachera de historia excelentemente contada y mantecaos, y sin solución de continuidad, otro de enfurruñe, cabezonería infantil y ternura sin igual. Mi médico seguramente tendrá muchas cuentas que pedirle querida Verdial.
ResponderEliminarMe tranquiliza saber que al menos me queda una nueva historia que leer, y lo haré rendido ante su pluma, sensibilidad, y porqué no decirlo, su memoria. Me ha encantado leer esa historia de amor que se desarrolla en minutos, y me dispongo a leer la última entrega. ¿Será posible mejorar las otras dos?
Este enigma se solucionará en breve.
El callejon de los negros, yo pienso que todos los juguetes, aún a pesar de su inocencia, guardan algo oscuro, seguramente transmitidos por nosotros mismos en esos momentos difíciles de nuestra infancia.
ResponderEliminarAntón abad, sin palabras me dejas con tu comentario. Aunque sumamente halagada, pienso que no lo merezco.
Besos
Encantador... tierno... una joyita que ha salido de tus manos, de tu sensibilidad exquisita, y... de tu corazón.
ResponderEliminarQUE DECIR , SOLO QUE JAMAS PODRIA NI SIQUIERA SOÑAR PODER ESCRIBIR ALGO TAN BELLO Y BIEN LLEVADO , ERES UNA DIOSA DE LAS LETRAS HEBREA, MUY BELLO CUENTO .
ResponderEliminarLA GATA ACTIVISTA!!