The Korgis - Everbody's Got To Learn Sometime
("Bouquet de lirios" - Jan Brueghel el Mozo - 1599-1607 -
Kunsthistorisches Museum. Viena. Austria.)
Ahora ya casi nadie viene a visitarme. Tal y parece que me hubieran olvidado. No ocurría así al principio, cuando me trajeron aquí. Entonces las visitas de familiares y amigos eran continuadas. Las que más me visitaban eran mis hijas; ellas venían casi todos los días y alguna que otra vez me traían un bonito regalo: me traían flores. Son sabedoras desde siempre de la debilidad que yo siento por las flores, y me traían preciosos ramos que dejaban preciosamente colocados en el jarrón.
Yo se lo agradecía infinitamente porque una vez que ellas se despedían, el aroma de las flores quedaba flotando en el aire durante mucho tiempo. Y ese olor para mí era como si ellas aún continuaran aquí conmigo.
Había veces en las que venían juntas, y ya en la distancia reconocía yo el murmullo de sus voces que se acercaban; otras por separado, pero yo intuía que siempre venían con el mismo fin: pasar un rato dándome compañía. De sobra está decir que aquí me siento muy solo y que practicamente no tengo a nadie con quien compartir nada; los compañeros que me rodean no son muy comunicativos ni habladores. Ni siquiera yo dada la situación en la que me encuentro puedo hablar. Por eso cuando ellas venían me limitaba a escucharlas y a disfrutar de su presencia. Me hablaban de sus vidas, de sus maridos, de sus hijos (mis nietos, a los que por cierto nunca me han traído e imagino que ya deben estar casi adolescentes).
Me contaban de sus inquietudes y del curso que iban tomando sus vidas pero sobre todo, y era lo que yo más deseaba oír, me contaban cuanto me extrañaban y cuanto lamentaban haberme traído a este lugar, pero que no me preocupara, que ellas seguirían viniendo a visitarme y estarían siempre a mi lado. Y yo, aunque ya apunté que no podía contestarles verbalmente, si que lo hacía con mi pensamiento, y estoy seguro que ellas recibían mi mensaje.
Mi mensaje era que no quería estar aquí, que quería volver al hogar de antes, pero que comprendía que las circunstancias de la vida así lo habían decidido y que aceptaba la situación. Y que yo siempre estaría aquí para cuando me necesitasen. A veces también me visitaban otros familiares o amigos, aunque generalmente éstos no me hablaban nada, intuía yo que tal vez porque se sentían violentados por el giro que había dado mi vida, pero de cualquier forma yo agradecía sus visitas aunque solo fueran por mero compromiso, porque cualquier visita aquí recibida se agradece de todo corazón.
Con el tiempo esas visitas se fueron haciendo cada vez más distantes entre sí. Primero fue paulatinamente, sobre todo cuando las reacciones del tiempo eran adversas, y después por cualquier banal motivo por el que ellas se disculpaban. Pero yo sabía de cierto que el principal motivo era el que las cosas de la vida son así, que desgraciadamente el reloj pasa por todos y para todos, y que nos sublevamos cuando sus manecillas se paran. Nos esforzamos para que sigan girando imaginariamente por un tiempo, creando así un espejismo que deseamos que sea real, pero que lamentablemente el hechizo se rompe cuando somos conscientes de que inexorablemente se pararon. Y se quedan así, paradas, haciéndonos comprender la cruda realidad.
Ahora, y como dije al principio, ya nadie viene a visitarme. Incluso he perdido la noción del tiempo que llevo aquí. Tengo que conformarme con la presencia de los jardineros que mantienen todos estos jardines muy lindos y cuidados. Y con escuchar los lamentos de una multitud cuando vienen a dar sepultura a algún ser querido. Un ser querido que al principio, y como yo, será visitado asiduamente, más que luego, y también como yo, pasará a ser parte del recuerdo.
Como bien dijo el poeta: ¡que tristes y solos se quedan los muertos!
Poco a poco ya no es solo el olvido, es que ya no va quedando nadie que haga las visitas.
ResponderEliminarTu no escribes, lo que haces son retratos al oleo, consigues hasta que nos llegue el olor de la pintura y podemos hasta tocar sus texturas.
Seguro que haces algún conjuro con tus entradas, esto es mucha magia para un mortal.
Besos
Ay, madame, que bello el relato, pero yo quisiera pensar que no nos quedamos ahi, que volvemos a vivir en algun lugar o en algun tiempo, o que, si nos quedamos para siempre bajo tierra, nunca llegamos a enterarnos.
ResponderEliminarFeliz comienzo de semana
Bisous
Hola, yo nunca voy a los cementerios, creo que los seres queridos no se quedan en ese sitio tan frío y sin color. Pienso que están cerca de mí, aunque sea con mis pensamientos, en mi corazón.
ResponderEliminarCreo que es mejor que ir a ver el frío mármol.
Besos
El olvido, es lo que queda con el tiempo. Un magnifico relato. Un beso
ResponderEliminarAl principio he pensado que se trataba de un anciano en un asilo, así que me ha sorprendido el final. En cualquier caso lo que dices es casi igual de cierto para ambas situaciones. Es triste y no debería de ser así, pero así es. Sin embargo, llevamos a esas personas en el corazón y les ponemos flores frescas todos los días. Y esas no se marchitan a pesar del tiempo.
ResponderEliminarUn beso.
Hola querida Verdial,lo mas triste es cuando esos seres mueren en el corazon de quienes les deben recordar,cuando el olvido cubre como una sombra su recuerdo que desdibuja hasta sus rostros.Muy bello dando justo donde debe llegar magistral relato....
ResponderEliminarYo no quiero creer que los muertos se queden solos en este mundo, no, mientras exista alguien que los lleve en su pensamiento.
ResponderEliminarEn una tumba solo hay huesos sin alma, en nuestros recuerdos sigue la persona viva.
Un besazo.-
Me ha pasado como a Dalla, pero pienso como Atenea.
ResponderEliminarQué triste que sea tan cierto y común, cada vez más, durante la vida. Después...
Si es una triste realidad! nadie quiere ver a un ser querido en un cementerio, pero es allí donde tarde o temprano vamos a parar.
ResponderEliminarA muchas personas les hace mal, que fue el caso de mi mama cuando fallecio su padre, hiba todos los dias hasta que un sicologo la empesó a tratar, poque no faltaba asi lloviera durante dos años seguidos.
Despues tambien esta el comercio del día del padre, de la madre,de los muertos...!y los que solo se acuerdan ese dia que tienen alguien enterrado allí.
Peor a los que dejan en un geriatrico, vivos y tampoco van a visitarlos, ni se acuerdan de ellos.
Bueno perdon por un comentario tan largo pero es todo un tema, muy bello relato! besos.
Bien discurrida la historia, vas jugando con la confusión de a que se refiere, y mantienes el interés.
ResponderEliminarEn síntesis es una llamada de atención al tiempo, al recuerdo y al olvido.
Los camposantos saben mucho de eso.
Pero también geriátricos y residencias para mayores.
Gracias por tu visita a mi blog.
Espero que te hayas sentido lo suficientemente cómoda como para volver.
Un beso.
Querida amiga, ya leistes hace unos meses la historia de mi madre y la huella que dejó en mi. Ella descansa donde siempre quiso y aunque solo la visite una o dos veces al año, sabe que la sigo queriendo y que todas las noches la tengo presente.
ResponderEliminarElla ya no está sola, ahora ya tiene a su madre de nuevo, a su abuela a la que queria con locura y a sus hermanos.
Besitos
El paso del tiempo es demoledor. Y mas si está acompañado por la tristeza...
ResponderEliminarEs increíble como de algo tan oscuro como la soledad pueden salir escritos tan bellos como el de esta preciosa entrada.
Saludos.
Es muy bonito lo que has escrito... como todo lo que escribes... pero es muy triste.
ResponderEliminarNunca voy al cementerio... y cuando voy no pienso que mis seres queridos esten alli. Yo pensé que con el tiempo iria olvidando a los que se fueron... y asi a sido con casi todos, pero hay alguien, que da igual el tiempo que haga que no esta aqui, sigo recordandola, incluso mas que al principio de que se fuera. Ella, siempre estara conmigo, y si me escucha cada dia que le hablo, nunca se sentira sola. Yo no siento que este lejos. Eso es con lo que nos tenemos que quedar, como dicen por ahi, siempre estaran vivos en nuestros corazones.
Besitos
Alguien dijo que nadie muere del todo mientras siguen viviendo las personas que lo amaron...
ResponderEliminarPero esta claro, que al final solo queda el olvido, como de manera tremendamente lucida nos has contado
Un abrazo, amiga
no es q se olvide pq eso jamas ocurre pero estas liada con la vida y no vas a verlos pero jamas los quitas de tu mente
ResponderEliminarbesitosssss
Qué delicia leerte...
ResponderEliminarEl otro día pasé rápido por tu rincón, sin tiempo pero con ganas, muchas, de perderme con calma en tus palabras. Y hoy lo he hecho y me ha encantado tu voz escrita..
Un besito.
Volveré..
Verdial!!!!marcho de tu rinconcito rota....que bonito lo que escribes, que bonito lo cuentas....yo, no soporto los cementerios, de hecho nunca jamás descansaré en ninguno, lo haré en un bosque y en el mar, y allí quiero que me recuerden mis seres queridos, allí quiero que me vayan a compañar un poquito....Los cementerios me parecen lugares tan tristes, tan tristes....pero mi abuela está en el de mi pueblo, mi abuela para mi sigue viva en mi, cada día la recuerdo, hablo con ella, la necesito y está conmigo, así lo siento desde el primer día en que partió, hasta hoy, pero....hoy después de leer tu bello escrito, haré más tiempo para ir a acompañarla al cementerio, con más asiduidad.
ResponderEliminarUn besazo enorme y buen finde, escribes precioso, me encanta!
Sentirse sol@ siempre es triste, pero cuando lo asumes, hasta puede resultar agradable.
ResponderEliminarQue tengas buen finde, besos!
Por cierto el tema The Korgis - Everbody's Got To Learn Sometime que bonito, de siempre me encantó
ResponderEliminarBesos
Ando siempre a prisas. Te leo y te visito como siempre; pero lo de escribir comentarios ... uno no sabe muchas veces que añadir a los retratos que nos haces
ResponderEliminarUn abrazo
No es lo mismo estar solo que sentirse solo, y ambas cosas pueden suceder solos o con gente. Puedes pasar de la felicidad más absoluta a la tristeza más dura y cruel.
ResponderEliminar¡Hola, Pedro!
A mí también me gustó siempre esa canción, Luz de Gas, tengo un libro del cole todo pintado con la frase por todas partes, pero ¿no era something? Pondré el volumen en ON...
Aich, que olvidé decir que ahora hablaba de vivos y no de muertos...
ResponderEliminarYo diría: "Qué tristes y solos se quedan los cuerpos"
ResponderEliminarHe sentido vacíos los cuerpos sin vidad de mis seres queridos fallecidos. Y su recuerdo en el cielo, en el campo, en el huerto, en su silla, en sus palabras, en sus flores, en su cocina...
No, los muertos no se quedan solos ni se olvidan, si alguien los sigue amando, y cuenta a sus hijos, sus nietos, sus vecinos, como era esa persona.
Hay quien vive así incluso siglos.
Conmovedor como siempre tu relato.
Un besazo.
Teresa.
Muchas gracias por tus palabras, ha sido una de mis primera visitas en mi blog, y eso me da ánimos para seguir adelante, muchas gracias de nuevo.
ResponderEliminarUn epitafio póstumo y personal desde la tumba. Y es que no hay mayor soledad que la de uno mismo con su cuerpo, y sin alma.
ResponderEliminarBesos
¡que canción más fantástica!.
ResponderEliminarHace días hablaba con una amiga de las diferencias entre la soledad impuesta y la autimpuesta, pero ante esta soledad, mis argumentos se desmoronan.
Una excelente entrada, como todas.
Qué bello y triste relato. Por desgracia, con el paso del tiempo, esto acaba sucediendo. La esperanza que tengo, es que en el recuerdo pervivan por siempre los seres que se nos van.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mis seres queridos que se adelantaron viven conmigo siempre.
ResponderEliminarDesgraciadamente esta soledad que tan bien describes es realidad desesperante en muchos asilos, no me gusta llamarlos: residencias o geriátrico para aliviar su dureza, por eso hasta el final me has mantenido en vilo.
Para mi el cielo prometido es vivir en el recuerdo de los que se quedan y la gloria el ser lo más feliz posible en esta parte de la vida que estamos gozando.
Vendré más por este rincón descubierto hoy, felicidades por él es muy hermoso.
Creo que lo único que dejamos aquí son nuestras obras, y de éstas las que hicieron un poco más feliz a nuestros prójimos, familia, amigos, vecinos...
ResponderEliminarFíjate cuanto tiempo hace que murió Beethoven... y yo sigo bendiciendo su nombre y su obra, sin ni siquiera haberle conocido personalmente. Pero cada día conozco un poco más su alma, lo realmente bello y grande de él, y de todos nosotros .
Un abrazo.