("Costa con Gaviotas" - Carmelo Azardún - Oleo sobre cartón)
Smile - Frank Sinatra
Smile - Frank Sinatra
Se iba el verano y quería llevarse con él al sol.
Fue un atardecer, agonizando ya el estío, cuando miré a lo alto y me encontré con un sol totalmente opacado por el tul blanquecino de suaves nubes que lo entibiaban. Las chicharras olvidaron su canto y el viento de levante silenció su amedrantador ulular.
Yo sentí frío en mi alma y escalofríos en mi pensamiento, porque una vez más la estación de la luz por excelencia languidecía.
Una nueva vuelta a la tuerca de mi vida. Momentos ya vividos que quedarían por siempre en el carrusel de mis recuerdos. Sensaciones ya marchitas que jamás recobrarían el énfasis con el que fueron vividas.
Y quise ser compañera del sol y perderme con él entre la bruma de las nubes, ser parte de suya y dejarme llevar por esa rueda imaginaria del tiempo.
Sin embargo me quedé allí quieta, contemplando el mar, que a lo lejos que se mostraba gris plomo y sin oleaje, observando el vuelo de la tórtola buscando donde cobijarse, oliendo a sal y a algas en la distancia.
Fui más consciente que nunca de cómo todo cambia tan sutilmente.
Y se hizo en mí patente la certeza de que no soy lo que fui, ni tampoco lo que seré.
Nostalgias que se dan cita en este breve retazo de vida echando de menos un verano que por suerte ahora viene hacia nosotros...
ResponderEliminarPrecioso el color de ese atardecer.
Un abrazo.
Gracias por compartir ese instante mágico, donde pareciera que somos trasladados fuera de la órbita común.
ResponderEliminarsaludos
Ahhhhhh!
ResponderEliminarTengo que gritar por no decir que se me saltan las lágrimas, ya nada más empezar escuchando esta maravilla, es de las canciones más maravillosas que se han escrito nunca y has escogido la mejor versión.
Y encima ese texto demoledor de tristezas que también ha sabido encontrar esa sonrisa de complicidad ante la adversidad.
Gracias por el mejor momento del fin de semana aquí a tu lado.
BEsos
El viejo Frank ojos azules sabe mucho de estas cosas...
ResponderEliminarAunque el mar sea siempre el mismo, las olas son siempre diferentes.
Un abrazo, verdial
Siempre estamos en cambios, pero ha de permanecer nuestra impronta, la tuya es bien buena como el relato o mucho mejor.
ResponderEliminarUn abrazo con cariño
Maite
Verdial estimada!
ResponderEliminarUna lee tus relatos, y los pensamientos y las sensaciones...se ponen a flor de piel...
...yo que estoy pasando ultimamente una de esas épocas espirituales a tope, en que siento exageradamente el paso del tiempo, el poder haber hecho muchas cosas de otra forma...y de quererme llevar tantos soles conmigo...que ya no me podré llevar...
Pero...al igual que la prota de tu relato...soy consciente de que ya no soy lo que fuí, ni tampoco soy ahora lo que seré...la vida es dinamismo puro...totalmente llena de cambios...y estos a veces, pasan tan rápidos que da vértigo.
Muy buena semana, y espero con ilusión tu próximo relato para disfrutar y sentir.
Abrazotes inmensos
Amiga, es muy cierto, el tiempo nos va hiriendo y nos va cambiando. Nunca somos los mismos, eso es indudable. Sin embargo, algo puede permanecer inalterable y es lo mejor de nosotros mismos.
ResponderEliminarOjala nos cambie solo lo superficial, pero lo hondo permanezca inalterable (si es que estamos de acuerdo con nuestras honduras).
Un abrazo fuerte, amiga
Pues sí, somos prisioneras de nuestras certezas, pero hay días grises que esconden sentimientos tan bonitos, inclusive los recuerdos de dolor son vestigios de que estamos vivas.
ResponderEliminarBonito relato como todos los tuyos.
ResponderEliminarDisfrutar de un atardecer al lado del mar, es una sensación muy bonita, la luz cambia muy rapidamente y las sensaciones pueden ser muy variadas.
Besos
Querida Verdial.
ResponderEliminarEl tema musical...el mejor para esta entrada.
Cambiamos,sin duda no nos repetimos,quizás lo importante sea no perder la esencia de lo que somos esa parte que debe permanecer inalterable a pesar del paso del tiempo.
Una prosa maravillosa muy Verdial.
Un fuerte abrazo y besosssssssssss.
Altamente poético.
ResponderEliminarSuave y dulce como un atardecer andaluz.
unos auténticos desconocidos, eso es lo que somos realmente para nosotros mismos
ResponderEliminara mi también me gusta refugiarme en el calor del sol cuando este marchita los últimos días del verano
qué gustos tan paralelos!!
te sigo tostándome en Bandah.
No somos lo que fuimos, pero somos lo que somos por ello. No somos lo que seremos, pero seremos en base a lo que ahora somos.
ResponderEliminarNo sé si me he explicado.
Me ha emocionado mucho tu entrada, el mar, el atardecer, los recuerdos, la música... Has creado un ambiénte realmente magíco.
Un beso grande
Teresa
Y a veces los cambios no son tan imperceptibles, mi vida ha dado un giro ,que no por esperado, ha sido radical, y me está costando mucho adaptarme a la nueva situación.
ResponderEliminarUn beso, y gracias por esos relatos tan llenos de sentimiento.
Bonita manera de reconocer que cambiamos con el paso de los días. Lo bonito de todo esto, es que siempre el ocaso se hace más sueve y menos doloroso, ¡creo yo!, se admite con más serenidad todo lo que conyeva el día a día y se disfruta mucho más de las puestas de sol, del vuelo del pájaro y del nuevo amanecer.
ResponderEliminarBesicos muchos guapa.
nadie es lo que fue... no te preocupes, todos cambiamos.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Esa certeza de que no soy lo que fui la tengo todos los días. Los palos de la vida nos obligan a cambiar, a modificar nuestra persona y cuesta un esfuerzo mantener la esencia que nos hace únicos.
ResponderEliminarUn besazo esencial!
Evolucionamos y esos es bueno, sobre todo si somos conscientes de ello, y si avanzamos hacia el sol y hacia la luz.
ResponderEliminarBesos, Verdial.
Moderato Dos Josef, efectivamente es la nostalgia paralela del verano y la vida.
ResponderEliminarPedro Aros Castro, gracias a ti por tu visita. Es un placer compartir mis sentires con vosotros.
Radio Blog Luz de Gas, las gracias tengo que dartelas yo a ti por dedicarme esa maravillosa entrada con Smile en el Radio Blog.
Xibelius, el mar no solamente cambia con las horas del día o las estacioness, también cambia con nuestro estado de ánimo.
Besos y gracias por vuestros comentarios.
Mª Teresa Alejandra, bien cierto lo que dices, aunque a veces cuesta aceptarlos.
ResponderEliminarSara, te deseo que esos cambios sean para tí como un lecho de plumas y que no te afecten en el aspecto negativo. Para tí, lo mejor.
Antiqva, cierto, a pesar de que los cambios puedan llegar a ser duros, siempre lo mejor de nosotros prevalece.
Lila, en verdad que el gris es uno de mis colores preferidos, y no precisamente porque yo sea nostálgica...
América, maravillosa Smile cantada por Frank.
Sí, lo importante es no perder la esencia...
Tecla, en realidad era un atardecer andaluz, allá en donde el sur se hace más sur y alejado.
Mº Teresa Sánchez Martín, te has explicado perfectamente. Vamos al unísono en esos pensamientos.
Lola, espero y deseo que te recuperes de ese cambio que te ha trastocado...dale un poco de tiempo.
La Casa encendida, cuanta razón llevas. A medida que vamos caminando, ese ocaso que se vislumbra cada vez más cercano se va convirtiendo en un aliado.
La sonrisa de Hiperión, triste sería si no se produjera así.
El indomable Dani Hunting, tú lo has dicho: Unicos.
De nuevo gracias por vuestros comentarios y abrazos para todos.
Es una de las mayores certezas de las que podemos darnos cuenta. Todo cambia son sutileza y casi no apreciamos el momento en que cambia, pero sí los sentimientos que se quedan dormidos para no despertar, jamás.
ResponderEliminarBesos.
Que hermosura ir descubriendo certezas...y esta forma tuya de contar, cómoda, serena, como la brisa, como el mar en calma.
ResponderEliminarUn abrazo Verdial
Adr, el palo viene cuando el cambio se hace bruscamente. La vida tiene esas sorpresas.
ResponderEliminarMerce, lindas las palabras que me comentas...gracias.
Besos a ambos.
Querida Verdial no se puede dejar comentarios en Coplas?...Por favor necesito comunicarme contigo via E-mail.
ResponderEliminarNunca son iguales las olas, ni las puestas de sol. Las canciones de Sinatra siempre suenan para que se te encienda el alma.
ResponderEliminarUn precioso relato de tristeza y soledad.
Ay, el tiempo. Ese juez inexorable que todo lo transforma y que nos deja tan poquito espacio para disfrutar de los momentos importantes, y cuando estos empiezan a hacer buena mella en nosotros, ya se han ido.
ResponderEliminarAbrazos
P.D Me comenta la gata que le gustaría hablar contigo a través del correo electronico. Me dijo que por favor te enviase este mensaje. Y así lo hago.
Ya sabes como es ella de regalona.
América, se pueden dejar compentarios pero se publican cuando sean aprobados.
ResponderEliminarDe cualquier forma ya te escribí via email.
Un abrazo
Alternativa, la realidad es que pasan como un soplo. Esto que ahora te escribo ya es recuerdo.
ResponderEliminarA la Gata le suelo escribir con relativa asiduidad, incluso la felicité en su cumpleaños y me interesé cuando el terremoto por ella, su familia y sus mininos, pero nunca me contesta, tan solo me envía correos de esos multitudinarios.
También a veces he dejado comentarios en sus entradas y no me ha respondido. Y eso que le escribo y comento como Hebrea.
Pero ahora mismo le vuelvo a escribir, lo mismo es que anda un poco despistada.
Un abrazo
Alferto Ramírez Jiménez, ya he votado tu foto, que por cierto es preciosa.
ResponderEliminarSaludos.
Esa sensación la he sentido en la realidad...he descendido en paracaídas 136 veces unas veces a 600 metros otras a 2000 metros de altura y en ese momentoo existe el silencio absoluto...el ruido de la tierra no llega a esa altura...el aire juega contigo...te he seguido y te he entendido, porque aunque sea en sueños la sensación es la misma...enhorabuena por tu excursus poético que es casi una Katharsis...un beso muy grande de azpeitia
ResponderEliminarGracias por el viaje y por movilizar mis sentimientos, un abrazo!
ResponderEliminarque tus palabras nos inciten a soltar las amarras al dolor.
ResponderEliminarhermosos escrito.
recibe un gran abrazo.