viernes

Mi Irrealidad

("Denudo" - Oleo de Aquí)

Mi Unicornio Azul - Silvio Rodríguez


Desperté al amanecer de una mañana de finales del estío y con sorpresa y terror comprobé que el sueño se había llevado mi irrealidad. Todo en mí se volvió confuso y oscuro porque yo no era nada sin mi irrealidad. Esa irrealidad la tenía desde pequeñita y vivía siempre conmigo. No podía vivir sin ella. Era mi vida, mi “otra” vida.

Al principio la construí de algodón de feria, blanca y dulce, porque me endulzaba la vida protegiéndome de las adversidades.
La primera vez que la usé fue cuando tenía poco más de un año y nació mi hermana. Yo sentí mucho dolor, princesita destronada que se refugiaba a esconderse por los rincones. Entonces me envolví en ella y yo ya era otra, que no tenía hermana pequeñita, ni dolor, por eso casi nunca me salía de sus brazos, que me envolvían como jirones de niebla densa e impenetrable.

Con el tiempo la hice de porcelana porque yo ya era una adolescente y la porcelana inmaculada me cobijaba de los desengaños amorosos y de amigas traicioneras.

Luego la formé de acero bruñido para que fuera más consistente. Èsta no sólo me protegía sino que impedía mostrar mis verdaderos sentimientos que han sido siempre muy intensos y sentía vergüenza de ellos, de mi debilidad, de mi sensibilidad, de mis anhelos…
Así, todo lo que yo pudiera sentir a lo largo de mi vida vivida se escondía detrás de esa irrealidad y nadie era consciente de ello.

Mi irrealidad y yo, un solo ser, una sola unidad, un solo elemento. Ella era la que sufría, la que me escondía, la que me ocultaba, la que no dejaba transmitir mi yo más oculto, la que se tragaba las lágrimas y escondía la tristeza.
Hasta ese amanecer en el que me la arrebató el sueño.

Me miré al espejo y tan sólo vi una energía sin forma ni dimensión: Mi realidad.
Desesperada me lancé a la ventana gritando a mi irrealidad que volviera pero fue inútil. Los cantarines gorriones del amanecer me dijeron que ya no volvería.
Entonces con pasos temerosos, y avergonzada por sentirme desprotegida, comencé a hacer mi vida de cada día. Y ese día dio una nueva dimensión a mi sentir, me exaltó el alma y me elevó la valentía tanto tiempo oculta. Ese día sentí que mi verdadero yo no era merecedor de mantenerse en las tinieblas.

Cuando llegó la noche y me deslicé entre blancas sábanas de hilo, tejidas con la energía de mi nuevo estado, encontré a la irrealidad en mi almohada.
Había vuelto.
- No – le dije- ya no más.
- Ella cambió su mueca impenetrable por la de un triste arlequín apesadumbrado.
- Estás equivocada – su tono era de decepción.
- Prefiero esta maravillosa equivocación que la oscura mentira de lo ficticio.

Sin embargo, y desde entonces, ella sigue durmiendo a mi lado, en la almohada.
Nunca se sabe...

35 comentarios:

  1. Amiga, a veces, cuando la vida nos achucha demasiado, tenemos que recurrir a los mundos ficticios, a las irrealidades... Creo, incluso, que al fin puede ser hasta positivo: nos ayuda a no enloquecer...

    Pero luego, cuando la vida deja de achuchar, al menos de achuchar demasiado, debemos volver a nosotros, y si hace falta chillar o morder, pues chillamos o mordemos...

    Es una cuestion de buscar una correlacion de fuerzas que no nos derrumbe.

    Un abrazo, amiga (bellisima la manera en que expresaste tus sentimientos)

    ResponderEliminar
  2. Tengo cerca una persona que creo que vive en su irrealidad.
    Es penoso que no llegue a distinguir, cuando está instalada en ella o cuando en su realidad verdadera. Poco podemos hacer los que estamos a su alrededor salvo desear que una mañana se despierte como el personaje de tu precioso relato.
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Este relato enseña la importancia de vivir en la realidad ...están bien los sueños, estan bien las fantasias,está bien pensar en aquello que queremos, pero que no somos, está bien construirse un mundo mental y refugiarse en el...esta bien...pero
    la realidad es la que se ha de asumir...cuanto antes mejor....

    ResponderEliminar
  4. ¿Asumir la realidad querida aNnA? Que me asuma ella a mi.

    Yo se que está al ladito de la almohada, del derecho, porque el izquierdo lo tengo bien ocupado, demasiado bien se que está ahí, no tengo ni que recordarlo.

    Precioso relato Verdial.

    Besos a las dos

    MUACS!!!

    ResponderEliminar
  5. ¡Muy certero! Esa irrealidad puede ser un refugio secreto donde retirarse a buscar la paz... o una máscara de hierro que ahoga nuestro yo. De cada uno depende.
    Un abrazo, verdial

    ResponderEliminar
  6. Nunca se sabe...
    Déjala que esté a tu lado, no la ataques, pero trata de no involucrarte con ella... vivir la realidad tal cual es, puede ser menos protegido pero es realmente mejor.
    Besos

    ResponderEliminar
  7. Está bien Luz de Gas...os asumiis mutuamente...o quédate en la irrealidad...si te va mejor...todo vale.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  8. Verdial, entre en tu blog por casualidad,y me quede prendada,bellisimo tu relato, pienso que se puede vivir, una irealidad, si sabes, cual es la realidad, un cordial saludo

    ResponderEliminar
  9. Vivo mi realidad acompañado de mis irrealidades. Entre ellas y yo compartimos la vidad, pero al final me quedo con la realidad, aunque me duele profundamente.
    Un saludo verde, Verdial.

    ResponderEliminar
  10. A veces la realidad que nos envuelve no nos gusta nada y por eso inventamos todo un mundo ficticio, como aquí en este hermoso relato. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Precioso como todos tus relatos Verdial, espero que seas tan solo tu y que vivas en la realidad.
    Abrazos amiga

    ResponderEliminar
  12. El relato me ha llegado como el proceso de Crecer, ese crecer que implica enfrentar y aceptar.No podemos permanecer huyendo.
    Podemos canalizar nuestra ansia de otra realidad a través de la creación y el arte.
    Mi cariño para ti Verdial!

    ResponderEliminar
  13. Que irrealidad más real; real como la propia vida. Me he sentido muy cerca de tí, identificada.
    Precioso. Un beso.

    ResponderEliminar
  14. Me da miedo reconocer que yo provablemente no podría seguir sin mi irrealidad aunque me sienta muy cansada de convivir con ella.
    Un beso

    ResponderEliminar
  15. Hola Verdial, es bueno, a veces esconderse en los sueños, pero también hay que aprender a enfrentarse a la realidad, es lo que nos hace crecer como personas.
    Que tengas una buena semana.
    ¿Sabes? la pulsera enseguida encontró dueña. :-)

    ResponderEliminar
  16. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  17. La irrealidad sirve de antagonismo, de comparativa... y a veces de refugio.
    Conocerla y tenerla es una práctica que requiere cierto nivel de experiencia.
    A mí me ha parecido un precioso relato.... con cierta filosofía de base.
    Tienes un relatar muy ámplio... y lleno de detalles.

    Gracias por tu bella cercanía.

    ResponderEliminar
  18. Precioso, como siempre un placer pasar por tu espacio. Me voy encantdo.

    Saludos y un abrazo.

    ResponderEliminar
  19. mi circunstancia, la que vive adosada a mí noche y día, es la que me hace tirarme a las piscinas o la que me obliga a nadar y guardar la ropa

    mi locura se la debo a ella

    ResponderEliminar
  20. No hay nada peor que el engaño, magnificado si es nombre propio. Buscar una realidad paralela no es vivir, es dejar pasar la vida, y ésta es corta. Lo que nos hace daño nos alecciona para otros momentos y aprendemos a disfrutar de los buenos. Nunca sabremos que un libro es malo si no leemos otro que nos haga estremecer.
    Gracias por ese relato.Besos. Agur

    ResponderEliminar
  21. La imaginación y la fantasía en ocasiones nos ayudan, nos hacen soñar, pero lo cierto es que hay que vivir con la realidad, no se puede estar siempre en una nube.
    Aleccionador relato.
    Besos, Verdial.

    ResponderEliminar
  22. una descripción muy real, con un hermoso cuadro.
    Ha sido un placer entrar en tus letras.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  23. Me encanta la personificación que has hecho de la irrealidad. Genial, como siempre.

    Yo también, a lo largo de mi vida, la tuve, era imprescindible, por causas parecidas a las que citas en tu relato, soledad y timidez sobre todo. Mi lema es vivir a la intemperie, con el riesgo que implica, porque enriquece el espíritu y lo hace más fuerte, pero, aún necesito de esa irrealidad en algunas facetas, incluso, conscientemente, me recreo en ella.


    Besos

    ResponderEliminar
  24. Buenos días Verdial.

    Reflexivo texto,un lugar común si te digo como la vida misma,pero me haces pensar que es preferible ser como somos aceptando nuestras limitaciones y aciertos,nos vamos haciendo con el tiempo,aquello que en un momento no supimos enfrenta nos puede resultar banal,protegernos es propio de nuestra naturaleza....En fin que como siempre me voy con ese sabor de buena lectura de la mano de una estupenda escritora.

    Un abrazo artistaza.Mientras escucho el precioso audio entrañable.

    ResponderEliminar
  25. Hace muchisimos años, en un lugar lejano, vivía una mujer que prefería vivir en una vida irreal, porque la real le producía un dolor insufrible que le hacía caer en depresión. Así que cuando era cosnciente de la verdad de su acontecer, lo espantaba de su pensamiento como una mosca molesta.
    Así vivió largos años, hasta que sin ella poder evitarlo, la diosa Themis le quitó la venda de los ojos.
    Marisabel (Comunidad Valenciana)

    ResponderEliminar
  26. Mi queridisima verdial....veo que tú también eres de las que comparte su almohada con esa irrealidad, esa precisamente... de la que en la noche....cuando ella no nos ve, o no nos siente....nos embriagamos de su fuerza, para seguir caminando en la realidad de cada día.
    A veces esa realidad y esa irrealidad van tan unidas....son tan reales las dos... y a veces al contrario....tan irreales.
    La dualidad de la vida hasta en estos conceptos.
    Un besín otoñal y decisivo de cariños.

    ResponderEliminar
  27. hola Verdial,

    conversan muy bien el óleo con las palabras escritas, una huella para seguir escribiendo...

    Bss
    Mónica

    ResponderEliminar
  28. Qué bonito...
    Yo como soy una nefelibata que vive en las nubes, la realidad no creas que la tengo muy asumida. En fin, que vivo sin vivir en mí, y no creo tampoco que sea tan malo.
    Encantador tiu relato y más encantadora tú.
    Un besico, graciosa, que tienes más sal que una salina.

    ResponderEliminar
  29. Verdial, un hermoso relato, como todos los tuyos, qué mania ccon discriminar a las personas conociéndolas o sin conocer.

    Un abrazo

    Maite

    ResponderEliminar
  30. Muy hermoso relato querida amiga. El mensaje que transmite por desgracia está todavía muy presente en la actualidad que nos toca vivir. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  31. Yo a mi irrealidad siempre la he confundido con lo que se podía sentir y tocar (se rozaban). Luego, al intentar abrazarla, siempre explotaba como lo hacen las pompas de jabón.

    Besos

    ResponderEliminar
  32. Hermoso relato la irrealidad en ocasiones también nos ayuda para desenchufarnos un poco. Muy buena entrada. beso

    http://el-ser-bohemio.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  33. Sí, en coro, a ver:
    ¿En qué estaba sor Catalina?

    ResponderEliminar
  34. Hola, Verdial:

    Hoy me quedo en este post, porque ya he visto los anteriores.

    No podemos vivir en un mundo de fantasía, pero sí en algún momento que estemos mal, nos puede dar cierta luz.

    Muchas gracias por tu comentario que has dejado contando tu testimonio, me he sentido identificada con lo que has escrito, en realidad, mi hija tiene que estar con los aparatos, no dos años, sino como mínimo dos años y medio, y acabo de ponérselos, asi que te puedes imaginar, encima con lo que tenemos delante con la crisis, no quiero ni pensarlo.

    Muchas gracias por tu sinceridad, Verdial.

    Te mando un fuerte abrazo, deseándote un feliz fin de semana.

    ResponderEliminar
  35. Me siento tan identificada con este texto que es díficil comentarlo.

    ResponderEliminar